Por Alejandro Ángulo
La Conferencia de las Partes COP26 sobre cambio climático que inició su reunión, estará atrapada entre la retórica que pronunciaran los distintos representantes de los países asistentes y la cruda realidad que va camino al colapso.
Las líderes climáticas mundiales, urgen, presionan y exigen mayores compromisos a la voz de ya y que se cumplan por todos, pues el reloj climático ya inició su retroceso. La plataforma de Avaz se fijó como meta reunir UN MILLÓN de firmas para ser entregadas en la Cumbre. Al día del 1° de noviembre, hacia el mediodía, ya habían juntado un millón doscientas mil firmas y seguramente llegarán al millón y medio, lo cual evidencia la gran preocupación ciudadana en el mundo y la exigencia social para enfrentar realmente al cambio climático y no dejar a la inercia que la temperatura transgreda el 1.5°C, pues seguramente será ya un punto de inflexión y declive, con muchos casos en el planeta de colapsos.
La retórica del compromiso está completamente declarada, y poco se podrá avanzar porque la economía mundial no cederá su forma de crecimiento y desarrollo, que los ancla en los combustibles fósiles, la generación de residuos, el hiperconsumismo, el crecimiento urbano, los viajes y traslados de mercancías desde lo lejano, la demanda creciente y desmedida de energía, el declive de la biodiversidad, principalmente la urbana, el colapso de los polinizadores, la contaminación de agroquímicos, la escasez de agua, la contaminación de los plásticos, la extinción de las especies de fauna y también de flora, las migraciones climáticas, la sobrepoblación en las urbes, en fin todo lo que somos actualmente.
No hay de otra, o cambiamos o nos colapsamos. Es tiempo de modificar la forma de nuestras economías, aunque se resistan los grandes capitales. Mientras, como ya lo he advertido se formarán mundos paralelos, es decir, un mundo como lo conocemos actualmente y otro que está emergiendo como alternativa basada en la economía colaborativa, no extractiva ni consumista, con mayor equidad social y económica. Pero ahora el tiempo, si el tiempo, se convertirá en un recurso valioso, pues se trata de contar con más tiempo para llevar a cabo las transformaciones necesarias, por ello, hay que diseñar las estrategias temporales de transferencia para continuar y tener más tiempo, a fin de lograr los cambios sustanciales que permitan evitar el colapso o como muchos otros lo llaman, el apagón.
La COP no está exenta de sufrir un colapso, donde se quebrante la gobernabilidad mundial, aunque puede haber una ligera esperanza, así como recientemente se hizo patente el acuerdo sobre el impuesto mundial del 15% para limitar y acabar con los paraísos fiscales de los grandes capitales.
¿Y si no se convence el movimiento mundial climático de los acuerdos que se tomen o de la falta de credibilidad de este organismo mundial para cumplirlos? ¿Qué puede pasar o seguir?
Lo cierto es que, de no tomar decisiones urgentes y estratégicas, lo que se vendrá, será una escalada de colapsos locales, regionales y la desestabilización financiera mundial, y eventos desastrosos climáticos en muchas partes del planeta. Lo que hará inviable, por capacidades y recursos económicos, el rescate por los gobiernos. Serán rebasados como ya se ha visto en varios países ante los impactos de inundaciones, incendios y hambrunas.
Pero por otra parte, los ciudadanos conscientes continuarán ampliando y fortaleciendo las economías alternativas y de sobrevivencia, que hoy son un salpullido en todo el planeta, pero llevará tiempo el implantarlo como forma hegemónica en el mundo.