Por Alejandro Angulo
En los tiempos actuales se escatima la relevancia que tiene para nuestras vidas y economía la Biodiversidad, sin embargo, de acuerdo con la CEPAL, “Se estima que casi el 50 por ciento del producto interno bruto mundial depende de la naturaleza y sus servicios. En América Latina y el Caribe, 19 por ciento de los trabajos… están estrechamente ligados a la biodiversidad” Y agrega que: “No tiene sentido estudiar la pobreza sin estudiar la naturaleza”, ya que la naturaleza provee de una variedad de bienes y servicios fundamentales para la supervivencia y modos de vida de las personas (e.j. alimentos, energía, agua), especialmente de los grupos más vulnerables y pobres de la sociedad. Los procesos ambientales están fuertemente interconectados y cambios o alteraciones en uno de los servicios que entrega la naturaleza pueden producir efectos drásticos sobre otro, así como también impactos en el bienestar de las personas que dependen de ellos. A nivel mundial, los gobiernos canalizan aproximadamente US$ 500 mil millones al año en proyectos que son potencialmente dañinos para la biodiversidad, una cifra que eclipsa la inversión en capital natural.”
Se puede tener un crecimiento económico adecuado, pero al mismo tiempo se puede estar degradando la biodiversidad, tal como ya ha sucedido en varios países, por ello, para potenciar la contribución de la biodiversidad a una recuperación sostenible e inclusiva es importante lograr balancear los tres grandes objetivos de la Convención de Biodiversidad (CDB), a saber, “(a) la conservación de la diversidad biológica, (b) la utilización sostenible de sus componentes y (c) la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos, mediante un acceso adecuado a esos recursos y una transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes, así como mediante una financiación apropiada.
En un foro internacional sobre el tema, realizado en Costa Rica el pasado mes de marzo, saltó la siguiente pregunta: ¿Qué se debe hacer –políticamente hablando– para que la sociedad y los tomadores de decisiones consideren adecuadamente el valor de la biodiversidad para el bienestar humano?
Estamos en un momento histórico para realizar cambios sistémicos coherentes y articulados en distintos niveles, sectores y con la mayor amplitud de actores. Hay muchas herramientas y políticas que se pueden implementar desde ahora y generar un gran impulso para la sostenibilidad, antes de que se profundice el Declive de la Biodiversidad.
– Se han perdido 138 millones de hectáreas de bosque en los últimos 30 años en América Latina.
– América Latina y el Caribe tiene la mayor disminución del mundo del índice que registra la abundancia de poblaciones de aves, mamíferos, reptiles, anfibios y peces desde 1970-2016.
– 1/4 de los conflictos ambientales del mundo se concentran en América Latina y el Caribe
– Las superficies de agua dulce en América del Sur han disminuido casi 7.000 km2 entre 2005- 2020.
Quizá en el día a día, como ciudadanos no nos percatamos del valor y aportaciones de la biodiversidad, pero recuerda cada vez que comas, que se lo debemos a la agrobiodiversidad, y que cuando respiras, también la biodiversidad es responsable de la producción de oxígeno y que en nuestra calidad del aire, ahí encontramos a la biodiversidad removiendo contaminantes y capturando CO2, o cuando abres la llave del agua, recuerda que la infiltración a los acuíferos de donde proviene el agua es también un servicio ecosistémico que brinda la biodiversidad.
Invertir en la biodiversidad es un seguro para el futuro, nuestra calidad de vida y producción de bienes y servicios valiosos.