Por Juan Hernández
Leyendo Los Angeles Times, descubrí la historia de Tony Valdovinos, un joven de ascendencia mexicana que vive en los Estados Unidos. Se preguntarán, ¿qué tiene de peculiar su historia si existen miles de jóvenes latinos en la Unión Americana? Pues Tony, al cumplir 18 años, quiso ingresar al Cuerpo de Marines pero fue rechazado por algo que sus padres le habían ocultado toda su vida: era un migrante indocumentado. Tony no se detuvo con la noticia y sólo cambió la forma de buscar servir al país que amaba. Desde ese día es un incansable promotor de la causa latina y los motiva a luchar en cada contienda electoral para ganar un lugar en el gobierno de EE.UU. “Mi historia es la de muchas personas que sólo aspiramos a ser mejores y contribuir a la tierra que ahora es nuestro hogar”, comentó Tony en la presentación de la obra de teatro “¡Americano!”, la cual se realizó basada en su vida —la historia de un dreamer de América.
La semana pasada trascendió que la pesadilla de los dreamers tiene nuevos villanos: nueve estados de EE.UU. gobernados por republicanos han solicitado a un juez federal que despierte de su sueño a los más de 600 mil jóvenes que actualmente son beneficiarios del programa Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés). En 2012, el presidente Barack Obama decretó este programa que brinda ciertos beneficios, como obtener un permiso de trabajo, servicios de salud y el acceso a financiamiento para estudios o negocios. No obstante, Donald Trump ordenó rescindirlo en 2017. Hoy en día, el DACA se mantiene en pausa y, desafortunadamente, algunos gobernantes siguen sin reconocer la aportación de estos jóvenes y se empeñan en negarles oportunidades de servir, como fue el caso de Tony al intentar ingresar a los Marines.
La suerte de los migrantes (incluidos los dreamers) está en el aire y más ahora que ya comenzó el proceso rumbo a las elecciones de 2024 en México y Estados Unidos. Los latinos en general saben que el actual presidente estadounidense, Joe Biden, no ha cumplido sus promesas de campaña y que, quienes aspiren a suplirlo, tratarán de usarlos en sus discursos electorales para conseguir la intención del voto. Como sabemos, en política nada es casualidad, por eso llama la atención que en días pasados el ex secretario de Estado durante el mandato de Donald Trump, Mike Pompeo, generara polémica con su libro Never give an inch. “México se dobló ante el Norte”, menciona en su obra al referirse a la negociación bilateral respecto a la migración. “Ahora van a salir libros por lo electoral, nada más que se van a equivocar, porque son 40 millones de mexicanos (en Estados Unidos). Si piensan que van a agarrar de bandera la política mexicana para ganar votos, les va a ir mal”, respondió el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a los señalamientos de Pompeo. La cosa está caliente.
Algunos analistas ven estas provocaciones de Pompeo como parte de su estrategia para irse posicionando en la contienda por la Casa Blanca, claro, con el sello que le heredó su mentor Donald Trump: poniendo a los migrantes como una amenaza para su país. No obstante, y regresando al tema de los dreamers, estos jóvenes no sólo pueden luchar por recuperar los beneficios del programa DACA, también podrían ser pieza clave en las siguientes elecciones del 2024. Si así lo deciden, los dreamers que estén legalizados (y en general los mexicanos en el exterior) podrían votar para definir a los próximos presidentes de Estados Unidos y de México. ¡De ese tamaño es el poder que tienen!
Mientras la política sigue su cause natural en ambos países, los migrantes mexicanos (incluidos los dreamers, por supuesto) volvieron a demostrar de qué están hechos: en el 2022 el envío de remesas a México fue de 58 mil 497 millones de dólares, 13.4% más que el año pasado. ¡Cifras históricas por segundo año consecutivo! Ahora bien, que quede claro que estos envíos son fruto únicamente del esfuerzo, sacrificio y del alma misma que ponen los migrantes en cada uno de sus trabajos o emprendimientos fuera de nuestro país. No obstante, también es una gran oportunidad para que, desde los estados, como lo hacemos en la Coordinación Nacional de Oficinas de Atención a Migrantes (CONOFAM), no claudiquemos en la búsqueda de lograr un efecto multiplicador que genere obras, proyectos y programas en beneficio de sus familias. Así lo hacemos en Guanajuato, a través del programa “Contigo Sí” y gracias al impulso del gobernador Diego Sinhue, que ve en los migrantes, sobre todo en los jóvenes soñadores, una gran semilla de progreso para nuestra entidad.
Como hemos visto, la pesadilla de los dreamers no ha desaparecido y, al contrario, aparecen más fantasmas, como los nueve estados republicanos que piden desaparecer el programa DACA. Sin embargo, historias como la de Tony son ejemplos que trascienden hasta convertirse en una obra de teatro que podría llegar, por qué no, al mismísimo Broadway para demostrar que los soñadores, sin importar si son migrantes indocumentados, también pueden ser estrellas.
Y tú, ¿qué opinas de los dreamers y de las memorias de Pompeo?
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Juan Hernández actualmente es el Secretario de Migración y Enlace Internacional del Gobierno de Guanajuato. Colabora para el periódico El Sol del Bajío; esta columna fue publicada con autorización.