Por Francisco Peyret
Franco Aceves Humana con dos series
Independientemente de la técnica que use, sea óleo, acuarela, o temple de huevo, desde hace varios años, Franco Aceves Humana ha limitado su paleta básicamente a los colores azul, rojo, amarillo, negro y blanco. Estos colores los usa puros, sin mezclar previamente, en capas de mayor o menor transparencia, de manera que se suman sobre la obra creando el resto de los colores y tonalidades. A decir del autor, no es una necedad sino una manera de hacer el trabajo menos rebuscado, más elemental. Las dos series más recientes, Fauna Afín al Progreso y Naturalezas Muertas, mismas que aquí se exponen, tienen, en lo que a técnica se refiere este común denominador.
Fauna afín al progreso
La obra de Franco Aceves Humana siempre ha brincado de un lado a otro en series que denotan intereses personales, pero una constante recurrente es el manejo del humor y la ironía. En la reciente serie Fauna Afín al Progreso representa situaciones que nos recuerdan lo peligrosos que somos como especie. Es una crítica ácida que utiliza la ironía como arma. Las obras nos pueden hacer reír, pero también ponen el dedo en la llaga de nuestra irresponsabilidad. Por otro lado, como en las fábulas, poner voz y opinión de la fauna afectada, celebrando lo que la perjudica y alabando a sus victimarios, lleva una moraleja que aplica a nuestras sociedades.
Naturalezas Muertas
Esta serie tiene la particularidad de evidenciar algo que también ha sido recurrente en la obra de Franco Aceves Humana: primero, un gusto perverso, así lo llama el autor, por aparentar que hay desorden, que las partes que se observan dentro de los límites de la obra están ahí por casualidad, como producto del azar lo que, confiesa, es prácticamente imposible, porque el cerebro busca orden y, segundo, la obsesión por crear una profundidad sin perspectiva de objetos suspendidos más lejos o más cerca, como flotando, para que el espectador sienta que hay tres dimensiones dentro de la obra bidimensional. Para enfatizar tal efecto en ocasiones utiliza bolas de colores sólidos que se encuentran detrás o delante de los objetos de la naturaleza, sin que el tamaño implique mayor cercanía, invocando con ello el supuesto azar que se quiere representar.
Javier Areán con Damnatio Memoriae
Durante la antigua Roma era común que ciertos individuos considerados enemigos del estado fueran castigados con la desaparición de todo rastro de su memoria después de su muerte. La Damnatio Memoriae o «condena de la memoria» fue decretada por el Senado romano para eliminar o borrar imágenes, monumentos e inscripciones que recordaban a los condenados. Incluso podrían ir tan lejos como prohibir el uso de sus nombres en público.
En los últimos tiempos, Damnatio Memoriae ha sido utilizada por numerosos sistemas autoritarios modernos. Desde la Rusia estalinista, la China de Mao Tse-Tung o la destrucción de imágenes históricas por parte del Estado Islámico, el acto de intentar borrar la identidad de las personas, la historia y su pasado ha sido un ejercicio recurrente del poder del Estado.
Para esta exposición, Javier Areán ha realizado una serie de pinturas basadas en fotografías encontradas en archivos públicos que muestran a personas detenidas durante diferentes conflictos históricos y políticos, cuyas identidades han sido borradas. En las pinturas de gran formato destaca el movimiento estudiantil del 68 en México. La identidad de los detenidos fue censurada durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto por el Archivo General de la Nación.
Javier Areán (Ciudad de México, 1969) es un artista que trabaja predominantemente en pintura y dibujo, pero ocasionalmente experimenta en medios alternativos como el video, la instalación y la performance. Su trabajo se basa en el estudio de la memoria y su relación con la creación artística, específicamente a través del concepto de posmemoria.
Antonio Chaurand con Ente
Vivimos perseguidos por un fantasma, una entidad. No podemos verla pero nos acosa a pesar de ser abstracta e intangible; no podemos librarnos de ella pues es parte de nosotros. Habita nuestros espacios, cambia, crece, la alimentamos día a día; come miedos, dudas, rencores, se engorda de mentiras y envidias, y de enojos y de complejos, de todo eso que callamos. Su crecimiento parece azaroso: es irregular e impredecible; constantemente desarrolla nuevos miembros que otros mutan. Es bestia, quimera y también máquina.
A veces aprovecha que estamos inmersos en el sueño y nos deja verle, con máscaras, siempre a medias; coquetea luego esconderse; como si se burlara y quisiera recordarnos que ahí está, y que ahí va a estar.
La exposición se llevará a cabo el domingo, 12 de marzo, de 12 a 4pm, en Yam Gallery, Ancha de San Antonio 20.