Por Bernardo Moreno
Qué importante es el contacto con la naturaleza, la oxigenación del cuerpo, liberar la mente del estrés de la cotidianidad. Para eso hay que levantarse temprano y vestir ropa cómoda, botas de campo o tenis de bota, sombrero o gorra, porque finalmente vamos a hacer una buena caminata, esa es la actividad de esta mañana.
Pero antes, hay que pasar al mercado Ignacio Ramírez, mejor conocido como el Nigromante o el de arriba en la calle de Colegio, a una cuadra de Mesones, en el mero centro de la ciudad. Ahí encontrarás diferentes fruterías que te ofrecen jugos recién exprimidos, ¡esos son los buenos! Necesitamos cargarnos con buena pila para lo que se viene por delante, así que un jugo verde grande caerá a la perfección. La mezcla de piña, apio, perejil, pepino y espinaca lo logran.
Ya sea en automóvil, taxi o uber, hay que subir la cuesta de San José. Hasta el final habrá un letrero anunciando el Jardín Botánico; camina sobre la calle de Paloma hasta topar con la entrada al Charco del ingenio. El lugar abre a las nueve de la mañana, y si quieres evitar el sol abrasador, hay que estar ahí nada más que comience la jornada.
El Charco del Ingenio es una reserva natural y jardín botánico con una amplia variedad de plantas del árido y semiárido del país, muchas de ellas en peligro de extinción. Es un santuario para flora y fauna. Tiene diversos senderos, presas y cañadas; vestigios históricos, conservatorio de plantas, observatorio solar y muchas otras cosas que caminándolo a buen paso irás descubriendo.
En la entrada te entregan un mapa con los puntos de interés y los caminos que te llevan. Si le pones energía lo recorres en cerca de tres horas y acabarás por un lado maravillado por lo descubierto y extasiado por las vistas, y por el otro ejercitado, oxigenado y con la mente tranquila. El jugo verde de la mañana habrá servido para la comunión con el sitio, pero ahora sí, necesitarás desayunar en forma, teniendo en cuenta que ya te esforzaste por tener una mañana pura; un desayuno balanceado, evitando grasas y harinas, redondearán la intención. Ahí mismo está la cafetería del Charco, al aire libre; pide un café americano con carga extra y un poco de leche fría, unos huevos a la mexicana y un plato de frutas, será tan reconfortante como lo imaginabas.
Ahora puedes pasar con calma al museo del Charco y aprender de la naturaleza de la zona y de México, vale la pena llevar algún recuerdo. Visitar el Charco del Ingenio por lo menos una vez por cada estación del año es lo recomendable para observar el cambio de tono en el panorama, los diferentes animales que verás y en general la sensación de cada estación. ¡Importantísimo!