Por Josemaría Moreno
En esta ocasión nos sentamos con Cristina Solís, la directora del Centro Cultural El Sindicato, uno de los lugares más reconocidos de difusión cultural y resistencia social de San Miguel de Allende. Cristina nos hace un breve recuento de la historia de este recinto y nos anticipa algunas de las actividades que tienen preparadas para la infancia este verano. La labor del Sindicato, en este sentido, es invaluable para la comunidad de San Miguel y representa uno de los pocos bastiones aún en existencia para la gente que vivimos y disfrutamos de esta ciudad en la que, frecuente y desafortunadamente, nos vemos marginalizados, siempre que la tendencia actual favorece al turismo y a las agencias de bienes raíces. Estas últimas, cabe mencionar, harían bien en enterarse de actividades como las que aquí abajo nos describe Cristina, ya que su clientela podría encontrar en propuestas como esta un refugio de la vida comercializada y un ancla a la comunidad que los acoge.
JM: ¿Nos podrías compartir una breve semblanza de la historia del Sindicato en San Miguel de Allende?
CS: Popularmente llamado El Sindicato, fue la sede del gremio más importante de la industria local durante el siglo XX: el Sindicato de Trabajadores de la Fábrica Textil La Aurora. Provisto de un gran auditorio, esta casona operó durante años como centro social, cultural y recreativo para las familias obreras de San Miguel. En 1995, tras el cierre definitivo de la fábrica y la desaparición del gremio, el inmueble fue rescatado por la agrupación independiente: «El Recreo de San Miguel, A.C.», para destinarlo a uso y servicio comunitarios, mediante actividades culturales, educativas, recreativas, deportivas y sociales, dirigidas principalmente a niños y jóvenes de nuestra sociedad.
Tras 27 años de existencia independiente y autogestiva, El Sindicato se ha convertido en un espacio de resistencia en el centro de San Miguel de Allende, rodeado de hoteles, restaurantes internacionales, tiendas y casas destinadas al descanso, visita o renta. El Sindicato se mantiene como nicho para la expresión, aprendizaje y recreación de los sanmiguelenses.
JM: Sabemos que este año llevarán a cabo la onceava edición de su curso de verano, “La hora del recreo”. ¿Nos podrías hablar un poco acerca del enfoque y las actividades que tienen programadas?
CS: “La hora del recreo” es un curso de verano pensado para niños de seis a doce años, con duración de cuatro semanas. El enfoque principal son las artes escénicas y plásticas. A través de juegos lúdicos y actividades especiales, los participantes montan una puesta en escena con ayuda de nuestros talleristas, la cual se presenta al finalizar el curso. Durante este tiempo, los niños actúan, bailan, cantan, crean el guión para la puesta en escena, construyen la escenografía y diseñan el vestuario y caracterización de los personajes.
Desde hace 11 años hemos tenido la suerte de contar con el apoyo de Isabel Castrejón, quien es también maestra de ballet en El Sindicato, por lo que sabemos que tiene toda la experiencia y conocimiento para trabajar con niños. En los últimos años ella se ha encargado de la coordinación de este curso, donde converge el gusto, la creatividad y nociones de maestros del Sindicato, así como también de algunos maestros invitados. Me parece importante mencionar que tenemos niños que han sido parte de este curso de verano desde los seis hasta los 12 años, incluso tuvimos una chica que el año pasado rebasaba el límite de edad por un año y nos pidió inscribirse un año más.
JM: ¿Cómo se relaciona este curso de verano con la comunidad de San Miguel y cuál crees que es su impacto más positivo sobre ella?
CS: Una de nuestras metas es ser un curso de verano con un costo justo, que sea un verdadero apoyo para padres y madres que trabajan y que durante las vacaciones no cuentan con apoyo para el cuidado de sus hijos. La ubicación del sindicato contribuye en que niños que viven en el centro o que sus papás trabajan en el centro, sean nuestro principal público. A partir del año pasado incluimos alimentos y materiales dentro del precio total del curso. En términos de la alimentación no se toman en cuenta productos de origen animal (para disminuir riesgos de alergias o intoxicaciones) y buscamos que sea lo más balanceado posible. Creemos que incluir los alimentos es un apoyo para la familia y así los padres pueden estar seguros de que sus hijos estarán bien alimentados.
Con relación a los materiales, nos es fundamental fomentar el reciclaje, propiciando que se comience a crear conciencia entre los menores sobre el impacto de la basura en el medio ambiente. Por último, el hecho de impulsar el contacto con el arte desde temprana edad es sin duda una acción que tendrá repercusiones a mediano y largo plazo para nuestra sociedad.
JM: Más allá del curso de verano, ¿de qué otras formas se relaciona El Sindicato con la infancia y la juventud de San Miguel?
CS: Inicialmente, mucho de nuestra programación anual tiene que ver con contenidos para infantes y jóvenes audiencias. Contamos con el apoyo constante de Mónica Hoth, quien desde hace décadas ha trabajado impulsando el teatro para niños, jóvenes y familias.
Por otro lado, buscamos que cada vez más jóvenes se acerquen al arte, por lo que designamos un número específico de cortesías por función, mismas que se entregan en diversas escuelas de la ciudad. Nuestra relación más estrecha es con la Escuela Secundaria Bicentenario de la Independencia, ubicada en las Alamedas.
También trabajamos de la mano con el colectivo de arte Coyote urbano, ellos realizan diversas actividades relacionadas con el grafiti, la música, el trabajo en colonias y comunidades; son parte de nuestro equipo de apoyo y junto con ellos hemos podido acercarnos a colonias como Los Laureles y Luis Donaldo Colosio, en las cuales realizamos nuestro evento “tiempo de dar”, donde gracias al apoyo de la comunidad del Sindicato, pudimos donar juguetes y ropa invernal.