Por Alejandro Angulo
En la parte de conclusiones del Sexto Informe se asevera que “En América Latina y el Caribe se ha logrado ampliar la cobertura de datos para seguir la evolución de un número cada vez mayor de indicadores y metas. La CEPAL estima que solo el 25% de las metas sobre las que se cuenta con información muestra un comportamiento que permite prever su cumplimiento en 2030 o, en algunos casos, dar cuenta de que ya se han cumplido. En contraste, se estima que el 48% de las metas muestra una tendencia correcta, pero insuficiente para su cumplimiento, y el restante 27% exhibe una tendencia de retroceso”.
Tal como se deduce en este informe, “se estima que un 75% de las metas está en riesgo de no cumplirse, a menos que se implementen acciones innovadoras y transformadoras para reorientar su trayectoria hacia 2030”. Por tanto, se piensa que “El aparato de políticas públicas debe someterse a una reconfiguración estructural en la que participen los actores centrales del desarrollo”.
El documento propone el concepto de “resiliencia de futuros”, el cual consiste en el desarrollo de capacidades para anticipar y hacer frente a riesgos y crisis, aprender de ellos, repensar y renovar las organizaciones. Pero también la resiliencia de futuros comprende un papel esencial en las nuevas formas de ejercer la responsabilidad pública de conducir procesos de desarrollo sostenible, cuya próxima estación —el año 2030— se acerca rápidamente.
Para ello se propone una transición de políticas que conlleva cambios significativos en la práctica del quehacer público, lo cual se traduce en una transformación, en que la dimensión temporal y la estrategia pasan a ser los pilares de la política pública.
Dicha transición conduce de la atención a lo inmediato, al análisis prospectivo; del crecimiento económico al desarrollo sostenible; de la gestión de la crisis a la planificación del desarrollo; de la mirada focalizada a la visión estratégica; de atender la coyuntura a gestionar el cambio estructural. Sin olvidar la crisis y las necesidades inmediatas. Se trata entonces de tener y desarrollar las capacidades de gestión de los dilemas intertemporales que pueden surgir para armonizar los propósitos de la política pública en el espacio y en el tiempo de acuerdo con las circunstancias, la coyuntura y la visión de futuro.
El Informe consigna lo siguiente en cuanto avances de los ODS (objetivos de desarrollo sostenible): “Los avances en el cumplimiento de las metas de los distintos Objetivos, así como la información estadística disponible para su seguimiento son muy heterogéneos. Por ejemplo, para varios Objetivos, como el ODS 1 (fin de la pobreza), el ODS 11 (ciudades y comunidades sostenibles), el ODS 13 (acción por el clima) y el ODS 16 (paz, justicia e instituciones sólidas), los pronósticos basados en los datos disponibles sugieren que no se alcanzarán los umbrales deseados en 2030. Para otro conjunto de Objetivos, como el ODS 5 (igualdad de género), el ODS 6 (agua limpia y saneamiento) y el ODS 10 (reducción de las desigualdades), las proyecciones basadas en los datos existentes indican que menos del 15% de sus indicadores tienen buenos pronósticos de lograr las expectativas fijadas para 2030. Además, el cumplimiento de algunos Objetivos también presenta retrocesos respecto del punto de partida de 2015. Este es el caso de los Objetivos ODS 6 (agua limpia y saneamiento), ODS 10 (reducción de las desigualdades), ODS 12 (producción y consumo sostenibles) y ODS 13 (acción por el clima), que presentan más del 40% de sus indicadores con tendencias en retroceso respecto del punto inicial.” Pero también hay buenas noticias en cuanto a “las metas referidas a los programas destinados a promover el consumo y la producción sostenibles, la reducción de los desechos, las prácticas corporativas sostenibles, la ayuda en materia de I+D para promover el desarrollo sostenible en los países en desarrollo, los subsidios a los combustibles fósiles, la conservación de las zonas costeras y marinas, la gestión sostenible de los bosques, la conservación de los ecosistemas montañosos, la utilización de los recursos genéticos, la prevención de las especies exóticas invasoras, la cooperación internacional en ciencia y tecnología, el fortalecimiento de las capacidades relacionadas con las TIC, el fortalecimiento de las capacidades relacionadas con los ODS y el promedio arancelario que enfrentan los países menos adelantados.”
Visto en porcentaje de avance, el Informe refiere que “América del Sur presenta la menor cantidad relativa de metas en que se observa un retroceso (31%); Centroamérica y el Caribe son las subregiones en que el porcentaje de metas en esa situación es mayor (40% en ambos casos). Si Centroamérica y México se consideran como un bloque, la cantidad de metas en que el pronóstico es bueno representa un 30% del total; en el caso de América del Sur, la proporción es del 29%, y en el del Caribe, del 23%
(Continuará)