Por Josemaría Moreno
Ana Quiroz es una artista nacida en la Ciudad de México que vive y trabaja en San Miguel de Allende. Su obra es muy reconocida en la ciudad, pero también ha trabajado y expuesto en las mayores ciudades del país, de Estados Unidos y Europa. Su trabajo es una combinación entre escultura e instalación y emplea todo tipo de materiales, muy notablemente vidrio y resinas.
En esta oportunidad, habiendo celebrado el Día del Estudiante y del Maestro recientemente, Ana nos platica de su práctica artística desde su rol como docente y nos explica cómo esta práctica se relaciona con temas sociales y comenta acerca del potencial que al arte posee como arma de educación.
JM: ¿Nos podrías platicar un poco acerca de tu trayectoria como artista y docente?
AQ: Llegué a San Miguel de Allende en 1991. Desde 1997 me dedico de tiempo completo al arte. Ese año comencé a trabajar en el Instituto Allende y a colaborar con el artista alemán Lothar Müller en Kunsthaus Santa Fe y Kunsthaus Miami hasta su cierre en 2011. Me fascina la escuela: dar y tomar clases. Seguí estudiando y terminé mi Doctorado en Artes en la UNAM en 2019. Hoy continúo dando clases en el Instituto Allende. Empecé formalmente mi trabajo artístico en 1997, aunque estudié mi licenciatura en los años ochenta en Actuaría, nada que ver con el arte. Desde 1997 hago fundamentalmente escultura y objetos.
JM: Sé que tu práctica artística está en gran parte enfocada a problemáticas sociales. ¿Cómo involucras tu obra con temas de justicia social y, al respecto, qué resultados positivos has encontrado desde tu práctica artística?
AQ: Hace 30 años pienso en lo que el arte puede hacer por estas problemáticas sociales. Siempre me han preocupado las inequidades de la sociedad mexicana, el clasismo, el racismo, el machismo, etc. Claramente la pregunta es: ¿qué puedo hacer? Soy muy pesimista, me cuesta pensar que hay resultados positivos cuando ves a México, y en general la situación del mundo como está. A mis 57 años, me queda claro que me interesa mucho la formación y la educación. Afortunadamente hoy en día el arte es amplio y variado: hay muchos campos para trabajar. Me interesa todo en el arte, personalmente me gusta ocuparme en lo manual y lo simbólico.
JM: Recientemente leí acerca de tu proyecto Memory Atlas que llevaste a cabo en Estados Unidos. Sé que el proyecto se basa en la memoria y el arte. ¿Nos podrías platicar más al respecto?
AQ: Desde 2017 he trabajado diferentes proyectos desarrollando la memoria individual y colectiva. La memoria es un tema común en el arte. Empecé en San Francisco Coapan, Puebla dentro de una comunidad náhuatl con el colectivo Rasquache. En 2020 estuve en Cleveland, Ohio, y a través de una beca trabajé con migrantes de Asia, África y Centroamérica para hacer un Atlas de la memoria: un collage de sus países de origen. En 2022 y 2023 realicé talleres en la comunidad de Agustín González, La Huerta y la secundaria Fuego Nuevo en San Miguel de Allende como parte de la beca Pecda Guanajuato, haciendo retablos con diversas técnicas artísticas usando como tema la memoria. La memoria entre otras muchas cosas es una apreciación de lo propio.
JM: ¿Tienes algún proyecto artístico en puerta que vayas a llevar a cabo en San Miguel que te gustaría mencionarle a nuestros lectores?
AQ: Fíjate que en San Miguel no tengo nada en puerta. Tengo una beca de residencia en República Checa y me voy este mes de junio. Estoy seleccionada en la segunda Bienal Barco, que se inaugura 14 de julio en León, Guanajuato, y una exposición individual en Galería Hache en San Luis Potosí en el mes de octubre.