Por Bernardo Moreno
El próximo domingo 23 de este mes se celebra el Día Internacional del Libro, así que teniendo en cuenta el objetivo de la conmemoración, que es fomentar la lectura, en esta ocasión recomiendo tres libros. Novelas que, por suerte, consejos de buenas amistades y ciertas inquietudes propias, leí durante mi adolescencia, y aún las recuerdo con cariño e identifico perfectamente el lugar, el momento y la sensación en la que me encontraba. Dostoievsky —del que leí casi todas sus novelas— Hemingway, del que sólo pude leer El viejo y el mar (recuerdo que Bukowski escribió que sería con el único escritor que se agarraría a golpes) y Douglas Adamas del que también leí casi todo lo que escribió. Así que más que una recomendación ordinaria de una gran obra, vamos a pasarlo al terreno de lo personal. Cada libro que leí de Dostoievsky me fascinó y me acompañó durante la primera vez que dejé la cerveza y empecé a meditar mañana y noche, me alejé de amigos y me volví solitario. A Hemingway lo leí en la playa de Sayulita, recién me había separado de mi primera novia. Y Douglas Adams representa la pura buena onda, quizá ya no era adolescente, pero la pasé muy bien y me di cuenta gracias a él que dios existe, pero no tiene la menor idea de qué está pasando, sólo quiere al igual que algunos de nosotros, pasarla bien.
Los hermanos Karamazov, Fiódor Dostoyevski, 1880
El desarrollo de la personalidad de cada personaje es un sello característico, además de ser una novela profundamente psicológica y filosófica, no por nada, para Sigmund Freud, entre muchos otros autores que la han analizado, significó una de las más importantes obras de la literatura mundial. Es la historia de los hermanos y su desinteresado, oportunista y parrandero papá, llamado Fiodor. Dmitri es el hermano mayor e hijo único del primer matrimonio, es hedonista, apostador, exmilitar y le gusta la misma mujer que a su papá. Iván es el segundo hijo, pero primero del segundo matrimonio, es ateísta y racionalista, desde pequeño tiene mal carácter y se relaciona poco con los demás, tiene profundo odio hacía el papá. Aleksei o Alioshka es el hermano menor, es un estudioso de la teología y parte de un monasterio e intenta comprender, sin éxito, a su papá. Fiodor tiene un mozo que se piensa es hijo ilegítimo y trabaja como cocinero y sirviente en la casa. Junto con los demás personajes, Dostoievski va creando una tensa trama, entre los hijos y el padre. Dmitri y Fiodor están enamorados de la misma mujer. Iván está enamorado de la prometida de Dmitri, que ha dejado pasar todas las infidelidades de quien próximamente será su esposo. Alioshka e Iván tienen constantes desencuentros al ser uno religioso y el otro ateo.
El viejo y el mar, Ernest Hemmingway, 1952
Fue la última novela de ficción de Ernest publicada en vida en 1952. Al año siguiente ganó el premio Pulitzer y el nobel de literatura. El viejo y el mar es la historia de un pescador de nombre Santiago, quien ha entrado en una pésima racha, desde hace años. Lo intenta una vez más y zarpa a alta mar. En esta ocasión logra atrapar al más grande pez marlín que se tenga memoria y después de una batalla de días en el mar con el inmenso animal, con los recuerdos de su vida y el cariño por Manolín, el niño a quien enseñó a pescar y ya no está a su lado, finalmente el pez cede y el viejo logra amarrarlo a un costado de su embarcación, pero pronto llegan los tiburones y Santiago logra matar a algunos, pero no los suficientes y de poco en poco se comen el pez y derrotado regresa al puerto. La gente al observar el esqueleto del pez amarrado al bote del viejo se da cuenta del gran tamaño del animal y lo que hubiera significado en valor para el pueblo. Manolín le dice al viejo que volverá a salir de pesca con él, aunque sus padres no lo dejen y así lo hacen. No hay que dejarse vencer, supongo que es algo que nos quiere transmitir el autor.
El autoestopista galáctico, Douglas Adams, 1979
Arthur Dent vive tranquilamente en los suburbios de Londres, hasta que se entera que su casa tendrá que ser demolida, ya que una calle de circunvalación está planeada por ahí. En el bar le platica a su amigo Ford Prefect y este le informa que, de hecho, una autopista intergaláctica pasará por la tierra y tendrá que ser destruida y le sugiere que a la brevedad agarren aventón en una de esas naves de la flota Vogona que ya se asoman en el cielo. Ford Prefect había vivido en la tierra por quince años, trabajando para la guía del autoestopista galáctico, queriendo modificar el artículo que dice que la tierra es inofensiva, sustituyéndolo por la tierra es fundamentalmente inofensiva. Al inmiscuirse en la nave Vogona, Ford introduce un Pez de Babel al oído de Arthur. El Pez de Babel se alimenta de los sonidos y los convierte en ondas cerebrales que le permiten a su anfitrión entender todos los dialectos del universo. Al ser vistos ilegalmente en la nave, estos seres identificados como Vogones y encargados de la construcción de la vía intergaláctica, los condenan a escuchar la poesía del capitán que, según la guía del autoestopista galáctico es la tercera peor poesía del universo. Después de sobrevivir y haber malinterpretado la poesía son arrojados al espacio exterior y por suerte rescatados por Corazón de Oro, la nave espacial más rápida de la galaxia por su campo de improbabilidad y que en ese momento la tenía secuestrada Zaphod Beeblebrox, expresidente de la galaxia que tiene dos cabezas y su compañera Trillian, quien antes se llamaba Tricia McMillan, que también es terrícola. En la nave está Marvin que es un androide melancólico, triste e infeliz y Eddie que es la computadora de la nave. Ahí empieza esta épica aventura galáctica. El autoestopista galáctico es el primero de seis libros que conforman la serie.