Un modelo para la Galería

Por Yudi Kravzov

Desde que llegué a la Galería vi cómo desde lejos se acercaba la lluvia. Tenía en la cabeza el asunto del modelo masculino que necesitamos para la siguiente clase del DRINK and DRAW

Para mi sorpresa, no es fácil encontrar en San Miguel a un hombre que quiera desnudarse frente a artistas inexpertos. “Hay que encontrarlo”, me decía a mí misma, “yo sé que debe de existir y más en un lugar como San Miguel”.

No encontré a mi madre en la galería. Estaba sentada en su mesa preferida del Vergel con el Hombre Guapo que había conocido hace una semana, el día que se formó un enjambre de abejas y a todos nos dio miedo. Nuestra conversación y una sopa de cebolla habían quedado pendientes. 

Con el celular del Guapo en las manos, mi madre iba recorriendo sus fotos escuchándolo encantada mientras el Guapo le describía la belleza de la Costa de Chiapas donde pasó años de su infancia. 

––Boca del Cielo, se llama ––decía entusiasmado y mi madre, como frente a un joven youtuber escuchaba maravillada: “… mis padres llegaron a México, en 1952. Nací en 1960, en la Costa de Chiapas. Luego nos mudamos y yo terminé en California por una época demasiado larga. Pero acabo siempre en México donde reconozco el vibrar de la tierra que yo sentía de niño”. 

––Impresionante. Las fotos son asombrosas. Los manglares… parece que no hubiera pasado el tiempo. Boca del Cielo, hija. ¡Ven a escuchar a este hombre! ¿Qué tan lejos está de San Cristóbal?

––Como dos horas y media–– le respondió a mi madre saludándome con gusto. En su sonrisa pude ver la aventura, las ganas de conocer, de viajar y de verme. Yo sentí exactamente lo mismo. Estaba por tomarle la mano, ponerla en mi corazón y decirle: “tú y yo vamos a hacerlo todo”, cuando el aire comenzó a soplar fuerte, muy fuerte hasta que un enorme CRACK se escuchó desde el estacionamiento. La rama del Mezquite se había roto. Afortunadamente no había nadie cerca.

Comenzó a llover con furia, mi mamá se puso nerviosa y nos metimos rápido al coche. Él corrió hacia el mezquite. Cada uno se refugió en lo suyo y yo me quedé derretida con su mirada, con esas ganas de tocarnos por fin el cuerpo y también con la idea de pisar un lugar con el nombre de Boca del Cielo. La Costa de Chiapas. Ya no chateamos después, pero sí me mandó el Instagram de @CabañasCasaDeAgua, y me dio las buenas noches con un: “Avísame. Quiero pasarme unos días en ese maravilloso lugar contigo”. 

––Me voy a dormir hipnotizada, envuelta en los colores de Boca del Cielo. Qué guapo es ese hombre. Que bonita personalidad tiene ––me dijo mi madre a modo de Buenas Noches.

––Buenas Noches ––le dije pensando que el guapo puede ser el modelo nudista que yo estaba buscando.