«No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”
Por Psic. Wendolyn Vázquez Marín
Mañana lo hago… Quizá más tarde… y si primero vamos por… y después realizamos el proyecto…
Es muy común escuchar entre amigos, familiares o en la pareja frases como estas, pero cuando es una respuesta de forma constante y casi permanente causará muchos conflictos en el cierre de actividades y resolución de metas tan solo a corto plazo. No es un tema de flojera o falta de voluntad como comúnmente solemos llamarlo, va más allá de eso y se llama procrastinar, del latín procrastinare, del prefijo pro-adelante, y crastinus-mañana, dejarlo para mañana, y se refiere a la dificultad de enfrentar o dejar para mañana alguna actividad.
En efecto esta palabra fue poco usual en generaciones pasadas, pero ahora es muy común escuchar en jóvenes de 18 a 30 años que “están procrastinando/I’m procrastinating” y es que el uso desenfrenado y codependiente de las redes ha intensificado este comportamiento, obteniendo incentivos inmediatos a diferencia de dedicar tiempo en actividades que implican cierto esfuerzo para desarrollarlas.
La manera en la que postergamos y dejamos a un lado intereses o responsabilidades dependerá de cómo percibimos las tareas o acciones que requerimos hacer. Acciones que sean dolorosas, que impliquen esfuerzo, sufrimiento o frustración, impactando en áreas de la confianza, seguridad, constancia, cobran fuerza cuando no tenemos metas concretas a corto plazo o bien no hemos desarrollado tolerancia a la frustración y definitivamente nos aleja de propósitos vitales.
Una manera muy clara de entenderlo y quizá de identificarse es con lo siguiente:
Eternos preparativos: “mi propósito es enviar un correo”. Abro la página principal, me preparo un café, limpio mi espacio de trabajo, arreglo la silla, intento organizar mi cajón, comienzo a buscar mis plumas favoritas… Y pasó quizá ya una hora o dos… Y no he enviado el correo…
Atender tareas menores o pequeñeces: “mi propósito es actualizar mi C.V.”. Comienzo el día haciendo llamadas a las amigas para hablar de la cena de ayer, me doy cuenta de que mis uñas están mal y comienzo a pintarlas, creo que será importante cepillar al gato. Ninguna de estas acciones es urgente y relevante para comenzar la tarea.
Múltiples distracciones: “mi propósito es comenzar la rutina del gimnasio”. Reviso primero el Facebook e Instagram, posteo, comento antes de comenzar la rutina “vamos a echar FIFA, War Zone, pásame ese TikTok”, y pasaron casi 30 minutos de distracción sin comenzar.
¿Me identifico? Cómo, cuándo, qué no quiero enfrentar o resolver porque no me siento seguro, competitivo, capaz…
Recordemos que no es cuestión únicamente del manejo del tiempo, ni de pereza, es la manera como enfrentamos la vida y lo que queremos de ella, qué emoción estamos tratando de huir, enfrentar, postergar, y que seguramente implica esfuerzo y preferimos un gozo inmediato como un mecanismo de defensa.
Laureano David Angarita es un autor reconocido en el tema y él refiere que existen tres causas o razones por que las personas procrastinan:
– Miedo al fracaso, personas con baja autoestima, baja tolerancia a la frustración.
– Frustración, las tareas a realizar parecen poco atractivas, poco productivas y quizá innecesarias.
– Indecisión, es recurrente en personas con características perfeccionistas, dudas, imperfecciones, no será suficiente lo que se realiza y resulta aplazarlo de manera constante.
En tiempos de pandemia aguda, recibí a dos jóvenes en consulta que se identificaron como “procrastinadores”, un joven de 23 años, que estaba en prácticas profesionales, y otro joven de 18 años, a punto de entrar a la universidad. Los dos perfectamente se reconocen como procrastinadores, ello les generó culpa, problemas escolares y laborales. La intervención fue en el área emocional buscando reafirmar la confianza, autoconocimiento, límites, enojo y frustración.
Otros autores cubanos dicen que los procrastinadores son ladrones del tiempo… Y sus robos benefician al estrés, ansiedad, temores y al desinterés. Cuidemos bien nuestros tesoros, como la confianza, constancia, iniciativa, planeación, entre otros.
Esta conducta también puede modificarse, y reaprenderse. Es muy satisfactorio realizar actividades que nos brindan placer inmediato, sin embargo a mayores esfuerzos mayores beneficios y por ello te comparto cómo enfrentar y comenzar a solucionar:
– Divide tareas en partes pequeñas y haz pequeños logros, aléjate de los distractores.
– Organiza tu día, establece objetivos puntuales.
– No dejes que estos ladrones lleguen a tu vida y ataquen lo más preciado: tus sueños, tu deseos, tu vida, tu familia, tu trabajo, tu profesión…
¿Te gustaría conocer más de este tema o conoces a alguien con estas características? Con mucho gusto te atendemos en La Clínica, o contáctame al 415 113 99 61.