Por Fernando Soria
El antiguo oficio de aguador o aguatero es la persona que distribuía agua entre la población durante muchos años y fue una ocupación muy popular en los diferentes barrios de nuestro pueblo cuando el suministro de agua corriente no estaba generalizado. Se reunían en las principales fuentes o pilas de San Miguel para abastecerse de agua y distribuirla a las casas de los compradores o venderla por la calle. El aguador fue un personaje indispensable en la vida cotidiana de la ciudad, pues cumplía con la misión de llevar agua a las casas que no contaban con el abastecimiento del preciado elemento, además, mujeres y niños acudían a recolectar el vital líquido en botes y tinajas de barro.
Muchos hombres ejercían este noble oficio con su famoso burro o palo de mezquite, de donde colgaban los botes donde transportaban el agua desde las fuentes o pilas públicas: su trabajo era fundamental para dotar a las casas del valioso líquido.