Por Tanya Kawan
Me gusta mucho la paz que me trae estar en la naturaleza; mi elemento favorito es el agua. Tenemos la gran fortuna de vivir en este lugar donde existen aguas termales, que son muy sanadoras.
Me gusta también pedirle al agua que me libere de cualquier energía que no está en armonía con mi ser.
Me encanta flotar en ella mientras miro el cielo azul, las ramas de los árboles, los pájaros volando, o cierro los ojos y siento cómo me expando interiormente con mi respiración. Entro a un estado de paz y calma, comienzo a fluir directamente con los impulsos de mi ser interno. Me doy cuenta de que estoy funcionando desde una sabiduría que se encuentra más allá de la mente, no hallo las palabras para describirlo. Como si me fusionara con la inteligencia Universal y ella comenzara a moverse a través de mi ser, sabiendo qué es lo mejor para mí.
Trato de encontrar ese espacio en mi vida cotidiana, de pronto, paro en medio del acelere mental y comienzo por sentir mis pies, cómo tocan el piso, y llevo mi consciencia hacia lo que estoy haciendo. Es difícil, ya que siento la vida como acelerándose cada vez más, se vuelve más intensa, hay más distracciones, pero todo sigue siendo posible.
Mi práctica de yoga y meditación también me proveen esos oasis de paz y de calma, los cuales me ayudan a reconectar con ese espacio que me hace experimentar la plenitud y el amor desbordado.
La vida va sucediendo y me doy cuenta de que pasaron semanas en que no tomé el tiempo de salir a recorrer estos cerros hermosos, de ir a espacios donde me pueda sumergir en las aguas abundantes de la madre naturaleza, que son mis lugares favoritos para la comunión con mi ser.
Pero voy avanzando, ya logré dejar mi suscripción de Netflix y de plataformas similares donde me podía echar maratones viendo series. Ahora invierto mi tiempo en mi proceso creativo, pero no les extrañe si en una de esas me entra el gusanito de ver alguna serie y me ven tocando a su puerta para que me inviten (yo llevo las palomitas).
Mi creatividad también me lleva a espacios muy bellos donde exploro mi ser y nutro mi interior. De la misma manera en que me encanta explorar lugares nuevos de la naturaleza, montañas, valles, mares, lagos… de la misma manera voy descubriéndome y conociendo aspectos personales que no imaginaba que existían, bueno, de alguna forma lo percibía y me provocaba una gran sed de mí misma, de verme reflejada en mis creaciones.
El Universo se regocija al ver cómo expresamos nuestra creatividad única y con eso enriquecemos a la gran creación, y sumamos para llenar este mundo de nuevas experiencias y formas de amar. Es muy importante recordar que somos seres creadores y creamos con nuestros pensamientos, con nuestras emociones, con nuestras acciones, con nuestra energía… creamos lo que creamos.
Y tú, ¿qué mundo estás ayudando a crear?