Mi día ideal es despertar y meditar en agradecimiento a la vida. Me voy temprano a las aguas termales en Escondido Place a nadar y relajarme un poco. Hay ocasiones en las que me meto a un masaje y terapia de cuencas. Después salimos a tocar la guitarra en el bosque (dentro de Escondido) un rato, disfrutando de la atmósfera y tranquilidad del lugar, también comemos ahí dentro porque la comida es deliciosa.
De ahí nos vamos a las mejores gorditas de Atotonilco. Esas son las que están afuera de la iglesia. Mis favoritas son de huitlacoche con queso, rajas ó flor de calabaza. En seguida de una rica comida, tiendo a cruzarme justo enfrente del puesto para comprarme algunos aretes o algún cuarzo para colgarlo. Ya con la panza feliz me asomo a la iglesia de Atotonilco, medito un poco y observo todos los murales que tiene dentro y que son los que la hacen la capilla sixtina mexicana. De regreso a San Miguel hay un puesto de dulces mexicanos en donde me gusta surtirme de dulces como tamarindo y de todo tipo. Llegando a San Miguel me gusta pasar a Lavanda por un rico café después de ir a Panio por una orejita. Paso a Mercado Sano con Caleb, quien es el que hace unos jugos de pasto de trigo (un alimento parecido a nuestro ADN) y jugos verdes. Otras de las actividades en mis días perfectos es caminar en las montañas, puede ser de Alcocer, Cabras, entre otros. También me encanta el café en el segundo piso del Mercado Sano.
A veces me toca dar clases en el atardecer en la presa en un grupo pequeño de yoga o voy al proyecto de Mezcal Arte que es cine al aire libre llamado “ Compartimento cinematográfico”. Suelo pasear a mis perros a la presa y después llegar a meditar y luego a dormir.