Por Francisco Peyret
En estos momentos el hecho más importante de nuestra realidad sanmiguelense es que el pueblito típico y mágico que teníamos, con sabor a los años sesenta y setentas del siglo pasado, no volverá más. Esto no es bueno ni malo, simplemente estamos creciendo gracias a un contexto económico, político y social que nosotros mismos hemos tejido en medio de una realidad nacional y global. Es evidente que el desarrollo inmobiliario iniciado a partir del año 2000, la declaratoria de patrimonio mundial, la consecución de una serie de premios y nombramientos turísticos, además del desarrollo de polígonos industriales, nos han convertido en un destino sumamente atractivo económicamente, en medio de una pandemia están llegando inversiones, turismo y en el bajío todavía somos un lugar relativamente seguro. Como sociedad tenemos que aceptar el hecho de que estamos creciendo, mal, regular o bien, pero a diferencia de otros muchos destinos estamos caminando.
Ahora bien este crecimiento nos enfrenta a una serie de retos para resolver que son determinantes para el futuro del municipio como lo son los que están relacionados con temas de agua (accesibilidad y calidad), movilidad urbana y rural, desarrollo urbano ordenado, desarrollo económico en comunidades, seguridad pública, salud y servicios públicos integrales para todos.
Obviamente todos nuestros problemas tienen que ver con el medio ambiente, esto porque el crecimiento inevitablemente, y en alguna medida como una consecuencia de las políticas pública y la planeación, generan algún tipo de impacto ambiental en los ecosistemas del territorio. Entonces los retos que surgen, y que son los que más le preocupan a la población porque ya la afectan directamente, tienen que ver con el ruido, la accesibilidad al agua, la deforestación, la contaminación del agua y aire, el manejo de residuos sólidos, entre otros.
A estos retos hay que agregarles otros dos que ya están más allá de lo que como individuos o sociedad podemos controlar, y son los que como región ya estamos enfrentando, me refiero a la sequía y a las lluvias, este verano una serie de lluvias atípicas pusieron en jaque al municipio con las inundaciones. Desafortunadamente algunas familias sufrieron fuertes consecuencias, pero afortunadamente para la municipalidad estos eventos no pasaron a mayores. Estos fenómenos climáticos nos están dando avisos serios de que es necesario contar con planes de acción de adaptación y mitigación al cambio climático.
En cuanto a las oportunidades tenemos muchas, sobre todo porque somos una sociedad con mexicanos y extranjeros que en todos los niveles sociales nos gusta organizarnos, no somos una comunidad apática sino todo lo contrario, nos gusta celebrar nuestras tradiciones y tenemos un sentido de pertenencia a San Miguel muy sólido. La oportunidad más grande que tenemos es que gobierno y sociedad encuentren la apertura necesaria para trabajar juntos en la solución de nuestros problemas, es necesario que el crecimiento tenga reglas claras y todas enfocadas a favorecer el bienestar de las familias y el cuidado del medio ambiente. Son claves la información y los diagnósticos serios, pero más que nunca la participación ciudadana en la construcción de planes y políticas públicas.
