Disfruta la Fiesta Grande

“No queremos cargar contagios, o una muerte en nuestra conciencia por organizar fiestas tradicionales presenciales” fueron las palabras de la directora de Cultura, Paulina Cadena, quien se reunió con los guardianes de la cultura y acordaron que las fastuosas, ruidosas, y coloridas celebraciones de la fiesta grande (en honor al Arcángel San Miguel, Santo Patrono de la ciudad) serían representativas, donde únicamente participarán los involucrados. Éstas serán transmitidas vía redes sociales. 

De esta forma también ocurrió la tradicional Alborada, la madrugada del 29 de septiembre. La entrada de las ánimas y súchiles también será representativa el 2 de octubre, y el homenaje al fundador de la ciudad (Fray Juan de San Miguel) ocurrirá el 3. No habrá quema de monos, ni danzantes por las calles del Centro Histórico. Siga AtenciónSanMiguel en Facebook para ver las transmisiones. 

Ciudad de la Luz

Para no olvidarse es la Alborada una ofrenda luminosa que consiste en una hora de fuegos artificiales que son lanzados desde la parroquia. Tradicionalmente, la fiesta inicia en los barrios más antiguos de la ciudad—que eran quienes costeaban esta fiesta—La Estación, El Valle, y Aurora. Ahí, hasta antes de la pandemia, había kermés, música, convivencia y diversión. Ya entrada la madrugada, con estrellas de madera gigantes y adornadas con colorido papel de china (montadas sobre un palo) las personas salían en desfile bailando, cantando, y rodeados de mojigangas y música en vivo para encontrarse en la intersección de Plaza Principal con Hidalgo y Canal, dar tres vueltas al Jardín Principal, y dar paso al lanzamiento de los estruendosos cohetes durante una hora. Este año, el evento representativo tuvo lugar con un grupo reducido de tradicionalistas, pero eso sí, los cohetes duraron lo que debían, una hora. 

El tradicionalista Emigdio Ledesma, trabajó en Fábrica la Aurora, previamente ha dicho para Atención que la primera vez que la Alborada tuvo lugar en San Miguel fue el el 8 de diciembre de 1924, en la iglesia de la Purísima Concepción (Las Monjas), “la gente quedó asombrada por las estrellas gigantes (que representaban la luz, de la Virgen de Salvatierra) y el estrépito.” 

Por eso, el presidente municipal de la época y el padre Solís, quien se ocupaba entonces de la Parroquia, invitaron a los devotos a realizar el evento en honor a San Miguel Arcángel. 

En 1925, se realizó la segunda alborada, pero ahora, en honor al Arcángel San Miguel, y “lo curioso es que nunca regresaron a Las Monjas”, dijo don Emigdio.

Entrada de las ánimas y súchiles 

Tradicionalmente, hay una procesión en que puntean las ánimas (almas de aquellos que ya murieron y estaban apegados a las tradiciones, y fiestas en comunidades y barrios), seguidos por Xúchiles, y finalmente las danzas locales, y otras de distintos estados de la república. 

Este año, las ánimas (pequeñas cruces) se reunirán cerca de Puente Bicentenario; lugar del perdón. En una entrevista, el historiador Alejandro Luna comentó que la “Entrada de los Xúchiles”, como es conocida, no es un desfile sensacionalista, sino “una procesión con un significado muy profundo para las comunidades indígenas del municipio”.

De acuerdo con Luna, esta procesión, es un recuerdo de los cuatro capitanes de conquista y todos aquellos que murieron en el proceso de evangelización en la entonces Villa de San Miguel el Grande. Esas víctimas, son representadas con las ánimas, o cruces que encabezan la procesión. Luna, comentó que la entrada de los xúchiles es también el recuerdo de una batalla sangrienta que se efectuó en el puente de Calderón, donde murieron muchos chichimecas, quienes colocaron sus muertos en camillas, decoradas, posiblemente con flores de la época, y que pueden ser el origen de las pesadas ofrendas. 

Las ánimas este año, se reunirán en Calzada de la Estación, cerca del Puente Bicentenario, la madrugada del dos de octubre, de ahí caminarán en procesión hacia el centro, y se reunirán con aquellos que tejieron los xúchiles, darán tres vueltas al Jardín Principal, y entonces serán colocadas las ofrendas. 

Éstas son hechas con hojas de cucharilla, que se intrincan en los barrios y comunidades tradicionales (Valle, Cieneguita, La Estación, Puerto de Calderón). Se montan sobre pesados palos paralelos, y luego carrizos atravesados. Estas ofrendas—que se cree en tiempos ancestrales, eran la camilla para llevar a los muertos al cementerio, y luego se colocaban verticales sobre la tumba—son erigidas en las entradas al Jardín Principal, pero más importante, en los accesos a la parroquia de San Miguel Arcángel. 

“No queremos cargar contagios, o una muerte en nuestra conciencia por organizar fiestas tradicionales presenciales” fueron las palabras de la directora de Cultura, Paulina Cadena, quien se reunió con los guardianes de la cultura y acordaron que las fastuosas, ruidosas, y coloridas celebraciones de la fiesta grande (en honor al Arcángel San Miguel, Santo Patrono de la ciudad) serían representativas, donde únicamente participarán los involucrados. Éstas serán transmitidas vía redes sociales. 

De esta forma también ocurrió la tradicional Alborada, la madrugada del 29 de septiembre. La entrada de las ánimas y súchiles también será representativa el 2 de octubre, y el homenaje al fundador de la ciudad (Fray Juan de San Miguel) ocurrirá el 3. No habrá quema de monos, ni danzantes por las calles del Centro Histórico. Siga AtenciónSanMiguel en Facebook para ver las transmisiones. 

Ciudad de la Luz

Para no olvidarse es la Alborada una ofrenda luminosa que consiste en una hora de fuegos artificiales que son lanzados desde la parroquia. Tradicionalmente, la fiesta inicia en los barrios más antiguos de la ciudad—que eran quienes costeaban esta fiesta—La Estación, El Valle, y Aurora. Ahí, hasta antes de la pandemia, había kermés, música, convivencia y diversión. Ya entrada la madrugada, con estrellas de madera gigantes y adornadas con colorido papel de china (montadas sobre un palo) las personas salían en desfile bailando, cantando, y rodeados de mojigangas y música en vivo para encontrarse en la intersección de Plaza Principal con Hidalgo y Canal, dar tres vueltas al Jardín Principal, y dar paso al lanzamiento de los estruendosos cohetes durante una hora. Este año, el evento representativo tuvo lugar con un grupo reducido de tradicionalistas, pero eso sí, los cohetes duraron lo que debían, una hora. 

El tradicionalista Emigdio Ledesma, trabajó en Fábrica la Aurora, previamente ha dicho para Atención que la primera vez que la Alborada tuvo lugar en San Miguel fue el el 8 de diciembre de 1924, en la iglesia de la Purísima Concepción (Las Monjas), “la gente quedó asombrada por las estrellas gigantes (que representaban la luz, de la Virgen de Salvatierra) y el estrépito.” 

Por eso, el presidente municipal de la época y el padre Solís, quien se ocupaba entonces de la Parroquia, invitaron a los devotos a realizar el evento en honor a San Miguel Arcángel. 

En 1925, se realizó la segunda alborada, pero ahora, en honor al Arcángel San Miguel, y “lo curioso es que nunca regresaron a Las Monjas”, dijo don Emigdio.

Entrada de las ánimas y súchiles 

Tradicionalmente, hay una procesión en que puntean las ánimas (almas de aquellos que ya murieron y estaban apegados a las tradiciones, y fiestas en comunidades y barrios), seguidos por Xúchiles, y finalmente las danzas locales, y otras de distintos estados de la república. 

Este año, las ánimas (pequeñas cruces) se reunirán cerca de Puente Bicentenario; lugar del perdón. En una entrevista, el historiador Alejandro Luna comentó que la “Entrada de los Xúchiles”, como es conocida, no es un desfile sensacionalista, sino “una procesión con un significado muy profundo para las comunidades indígenas del municipio”.

De acuerdo con Luna, esta procesión, es un recuerdo de los cuatro capitanes de conquista y todos aquellos que murieron en el proceso de evangelización en la entonces Villa de San Miguel el Grande. Esas víctimas, son representadas con las ánimas, o cruces que encabezan la procesión. Luna, comentó que la entrada de los xúchiles es también el recuerdo de una batalla sangrienta que se efectuó en el puente de Calderón, donde murieron muchos chichimecas, quienes colocaron sus muertos en camillas, decoradas, posiblemente con flores de la época, y que pueden ser el origen de las pesadas ofrendas. 

Las ánimas este año, se reunirán en Calzada de la Estación, cerca del Puente Bicentenario, la madrugada del dos de octubre, de ahí caminarán en procesión hacia el centro, y se reunirán con aquellos que tejieron los xúchiles, darán tres vueltas al Jardín Principal, y entonces serán colocadas las ofrendas. 

Éstas son hechas con hojas de cucharilla, que se intrincan en los barrios y comunidades tradicionales (Valle, Cieneguita, La Estación, Puerto de Calderón). Se montan sobre pesados palos paralelos, y luego carrizos atravesados. Estas ofrendas—que se cree en tiempos ancestrales, eran la camilla para llevar a los muertos al cementerio, y luego se colocaban verticales sobre la tumba—son erigidas en las entradas al Jardín Principal, pero más importante, en los accesos a la parroquia de San Miguel Arcángel. 

¿Quién fue Fray Juan de San Miguel?

El homenaje a Fray Juan es sencillo cada año, de hecho, luego de la fiesta al Arcángel San Miguel, a él se le dedica una ceremonia, en que se colocan ofrendas florales, y alimenticias. Pero también los danzantes bailan en su honor durante todo el día. 

Este año, el tributo será el 3 de octubre por la mañana, las danzas bailarán entrada la madrugada, por periodos de 20 minutos, y a las 9am, ya cualquier acto deberá estar disipado. 

La estatua a un costado de la parroquia de San Miguel Arcángel fue inaugurada en 1942, durante el cuarto centenario de la fundación del Pueblo de Indios de San Miguel de los Chichimecas—ahora San Miguel de Allende. La fiesta fue grande, y es que vino el presidente de la república, Manuel Ávila Camacho. 

Este proyecto de escultura, fue solicitado por Emeterio Valverde y Téllez, y en San Miguel aprobado por el padre José Mercadillo. La obra es de Fidias Elizondo, y el proyecto arquitectónico es de Nicolás Mavis. 

La historiadora Graciela Cruz, que de cerca ha revisado el archivo parroquial, ha compartido con Atención que Fray Juan (de la orden franciscana) nació con el inicio del 1500. Ese hombre es el responsable de docenas de fundaciones de pueblos, entre los que se encuentran: Chamacuero (hoy Comonfort), Apaseo, San Miguel, Uruapan y todos los pueblos de la sierra. Cruz asegura que de acuerdo a las crónicas, se conoce que el hombre viajaba con una comitiva, entre la que se encontraban otros frailes y un grupo de indígenas. 

Al actual territorio de San Miguel de Allende, Fray Juan de San Miguel habría llegado y fundado el Pueblo de Indios de San Miguel de los Chichimecas entre 1542 y 1548. También entre esas fechas, el pueblo con nativos catolizados se habría trasladado al actual territorio de El Chorro. Cruz indica que el traslado del Pueblo de Indios, del actual San Miguel Viejo, a la Moctezuma—monte que huma—se habría dado por dos teorías: la primera por falta de agua (que ella no cree porque el territorio estaba junto al Río Laja) y la segunda—que considera viable—por ataques de chichimecas que estaban inconformes con la presencia hispánica.

Las crónicas, indicó Graciela Cruz, “dicen que Fray Juan fundaba pueblos, trazaba las calles, les daba un santo y les instituía fiesta” por eso, desde entonces se venera a San Miguel Arcángel, un santo que además de llevar el nombre del fraile, es el santo de tierras—como Constantinopla—que se fundan en territorios de guerra. 

Sobre el fin de Fray Juan, se tienen dos teorías, la primera, mencionó Cruz, es que regresó al actual Uruapan, Michoacán en donde se encuentran sus restos. La segunda es que continuó su camino hacia el norte del territorio y más tarde fue muerto por misiones belicosas. Lo que sí es cierto es que: si a alguien se le debe rendir tributo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *