Por Bernardo Moreno González
Después de dos semanas de haber iniciado el juicio en contra del exsecretario de seguridad pública, algunos medios aún romantizan con el súper policía y coquetean con la idea de que la fiscalía de Estados Unidos no tenga nada, más allá de dichos de criminales confesos que colaboran con el Estado por ser testigos cooperantes. Aún no hay declaraciones de quienes fueran los jefes del acusado, los expresidentes Vicente Fox y Calderón Hinojosa. Lo último que se le escuchó a Calderón fue durante una entrevista con —el ultraderechista— Alazraki, alegando que: ¿cómo es posible que quieran hacer un caso en contra de García Luna, cuando ellos mismos (Calderón y García Luna) capturaron y extraditaron a esos delincuentes a Estados Unidos? Al parecer es una gran sorpresa el juicio contra García Luna, para algunos.
El primer testigo de la fiscalía fue “el Grande”, Sergio Villarreal Barragán, brazo derecho de Arturo Beltrán Leyva, uno de los capos del cártel de Sinaloa. “El Grande” relata de manera cronológica hechos que van desde inicios del milenio. García Luna era el encargado de la AFI (Agencia Federal de Investigaciones), una corporación que intentaba imitar al FBI estadounidense. Desde aquel entonces García Luna recibía sobornos por apoyo logístico; le avisaba al cártel de acciones de enemigos y operativos de las fuerzas armadas. Hacían una especie de gran “vaquita” entre varios capos del cártel de Sinaloa. Detalló que eran hasta 1.5 millones de dólares los que se le pagaban mes con mes, y Arturo Beltrán era el encargado de hacer el pago, desde 2001 hasta 2004.
Cuenta que en alguna ocasión la Policía Federal incautó dos toneladas de cocaína de un cártel rival, se pusieron de acuerdo para intercambiar los paquetes de cocaína por paquetes que simularan la droga y el cártel de Sinaloa se llevó una tonelada de cocaína y la otra fue pagada a García Luna al precio del estupefaciente en las calles de Estados Unidos: alrededor de 14 millones de dólares, entregados en billetes de 20 dólares directamente a García Luna y a su mano derecha, Cárdenas Palomino. Dos camionetas llenas de billetes, dijo.
Tras el rompimiento de Beltrán Leyva con el cártel de Sinaloa y el eventual distanciamiento del que fuera el secretario de seguridad, secuestraron a García Luna, mientras transitaba una carretera en el estado de Morelos, junto con toda su escolta, que se movía en alrededor de veinte automóviles, para darle a entender que no le convenía alejarse. Este hecho fue documentado en su momento por la revista Proceso en el año 2008, pero nunca confirmado por la autoridad. También, dijo “el Grande”, que su jefe grababa casi cualquier conversación por teléfono y/o video.
Mientras el “Grande” daba su testimonio, el fiscal, en un pizarrón iba poniendo las fotografías de las caras de los funcionarios que Sergio Villarreal mencionaba. Hasta arriba García Luna, y por debajo personajes como: Cárdenas Palomino (preso en el penal del Altiplano por el caso Cassez-Vallarta), Ramón “Pequeño” García (prófugo acusado por Estados Unidos de recibir sobornos del cártel de Sinaloa), Edgar Millán (asesinado por sicarios de los Beltrán Leyva en 2008), entre otros. Los más cercanos colaboradores del exsecretario de Seguridad Pública. Condecorados todos ellos por su férrea y valiente lucha contra el crimen organizado por el expresidente Calderón.
Tirso Martínez “el futbolista” fue el siguiente testigo, condenado en Estados Unidos por narcotráfico en 2020. Encargado del trasiego de cocaína a Nueva York por parte del cártel de Sinaloa, habló del dinero que personalmente entregó a la policía entre 2001 y 2003, pagos entre 100 mil y 200 mil dólares a cambio de protección de los cargamentos. Otros testigos fueron un expolicía de Chicago, dos agentes de la DEA (Administración de Control de Drogas) y un agente de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos, para hablar de tres grandes decomisos de cocaína en el año 2003: dos en Nueva York y uno en Chicago, provenientes del cártel de Sinaloa.
El último testigo —a la entrega de éste artículo— es Oscar “El Lobo” Valencia, que asegura haber entregado personalmente 10 millones de dólares a García Luna en sobornos, además de haber estado en reuniones con él y otros capos.
Al inicio del juicio la defensa de García Luna mostró fotografías del acusado junto a políticos y agentes policiales estadounidenses, para hacer referencia que el súper policía trabajaba en conjunto con las autoridades estadounidenses en contra del crimen organizado y el narcotráfico. También han querido desestimar las declaraciones de los testigos por ser criminales sentenciados, a los que se les ha dado el beneficio del programa de testigo cooperante, además de pedir pruebas, más allá del puro testimonio.
Según especialistas en el tema, la fiscalía está armando la narrativa a través de sus testigos en dos líneas: la narco corrupción que encabezaba García Luna y el tráfico de cocaína que finalmente llegó a Nueva York, para rematar con pruebas contundentes y suficientes, para que al jurado no le quepa la menor duda de su culpabilidad.
En estos próximos días se espera la aparición de testigos como: “el Rey” y “el Vicentillo” Zambada (hermano e hijo del “Mayo” Zambada, máximo líder del cártel de Sinaloa), “la Barbie” Sergio Valdez Villarreal (colaborador del cártel de Sinaloa), Edgar Veytia (exfiscal del estado de Nayarit y colaborador del Cártel Jalisco Nueva Generación) entre muchos otros.