Por Carmen Rioja
El futuro de la sociedad está íntimamente ligado a la existencia de bibliotecas y a la gestión del conocimiento, de la información y de la memoria histórica, reunida principalmente en estos recintos donde se preservan los libros como productos materiales del pensamiento humano. Pueden ser libros, periódicos, revistas, pero también audios y otros materiales de registro; se deben a su carácter de consulta y su función es acercar al lector al acervo cultural de los pueblos y sociedades.
En 1997 se instituyó el Día Internacional de la Biblioteca en memoria del trágico incendio de la biblioteca universitaria de Sarajevo durante la guerra en los Balcanes. Entre las llamas perecieron casi un millón de libros, algunos raros y muchos incunables. Además de los materiales y el edificio, la sociedad ese día perdió un sitio que representaba un lugar de encuentro comunitario y plural.
No es esta la única vez que se han incendiado bibliotecas o libros como símbolo de poderío y destrucción hacia una cultura. Son famosos hechos históricos como la quema de la Biblioteca de Alejandría, la de la Biblioteca Imperial de Constantinopla, la quema de libros que ordenó Hitler; hasta dentro de la ficción literaria bibliotecas como la del Quijote han sido llevadas a la hoguera. En el Quijote de La Mancha, Miguel de Cervantes Saavedra retrata a los suspicaces detractores de aquel hidalgo como bárbaros ignorantes que acusan a los libros de enloquecer a Don Alonso, quien se refugiaba e inspiraba en las novelas de caballería para afianzar sus ideales en un bien mayor.
Al parecer las bibliotecas son consideradas peligrosas para los fines de los opresores. Durante mi niñez en el desértico norte de México casi no había bibliotecas, ni libros para el caso. Pero ya en mi adolescencia, cuando nos llevaron a vivir a la ciudad de Monterrey, tuve la suerte de encontrar el refugio ideal a mi soledad y cura para el alma: la biblioteca Benjamín Franklin, una biblioteca bilingüe que igual prestaba ejemplares de cuentos completos de Isaac Asimov, tomos completos con los tratados de medicina de la Universidad de Yale o ensayos como “El laberinto de la Soledad” del premio Nobel mexicano, Octavio Paz. Sin esta posibilidad jamás hubiera alcanzado mi realización personal. Luego encontraría otras bibliotecas, pero esa fue mi primer hogar. ¿Sabías que una de las más vibrantes bibliotecas se encuentra en San Miguel de Allende, en México? No puedo imaginar mi supervivencia sin sus libros, sus talleres y su gente.
Pero hoy, al recuento de amenazas que arrojan a las bibliotecas a un futuro incierto, hay que agregar las recientes crisis sanitarias y económicas. Durante la pandemia se suspendieron los servicios presenciales y se recortó el presupuesto para mantener los acervos bibliográficos; en cambio las medidas de seguridad y distanciamiento social y entre otras disposiciones requeridas para operar, así como insumos y servicios, se encarecieron.
De acuerdo al Instituto para el futuro de la Educación, publicado en el Observatorio del Instituto Tecnológico de Monterrey: “En Estados Unidos, el gobierno no ha podido respaldar por completo las bibliotecas públicas en 27 años, el 86 por ciento de los fondos provienen de las arcas locales. En la última década, el presupuesto total de Inglaterra para mantener sus bibliotecas bajó un 25 por ciento, mientras que en Canadá los recortes del estado han sido tan severos que en algunas instancias han alcanzado el 50 por ciento del presupuesto”.
Si la sociedad está dejando de lado las Bibliotecas y olvida procurar recursos para su gestión, ¿dónde quedará resguardada la memoria histórica? ¿Entonces cuál es el futuro de la sociedad y del planeta? Una premisa o pregunta urgente para la sociedad sobre sus bibliotecas a nivel global.
Y sin los acervos bibliográficos y hemerográficos, ¿cuál es el futuro del periodismo libre y responsable? Sin duda el periodismo informado está íntimamente ligado al acceso a la información y a los datos históricos: a la memoria de una cultura.
Pero no todos piensan que las bibliotecas están en peligro de desaparición. Para la Directora de Bibliotecas en Quincy, Massachusetts, Megan Allen, la tendencia es rescatarlas: “Gracias a la inventiva de los profesionales del rubro, las bibliotecas no sólo han permanecido activas, se han vuelto más populares.” –declaró para The Boston Globe.
En el momento actual enfrentamos la urgente necesidad de revisar la historia de las bibliotecas y las fuerzas que las han impulsado a existir y prevalecer con el fin de procurar su subsistencia y aún más, su digitalización, e inclusión en las tecnologías y telecomunicaciones de punta para dar servicio a la población creciente. Sin embargo, la historia recopilada sobre la fundación de bibliotecas y bibliotecarios de México como disciplina es casi inexistente. La autora María Fernández de Zamora señala solamente cuatro libros publicados de los cuales uno es acerca de José Vasconcelos: “Vasconcelos, el hombre del libro; la época de oro de las bibliotecas”. La historiadora Linda Sametz de Wallerstein dice del regiomontano Vasconcelos: «cuando, por iniciativa suya, el presidente Obregón funda la Secretaría de Educación Pública y lo nombró primer secretario (1921), se operó un cambio radical en el país. Vasconcelos dedicó entonces toda su capacidad y energía a brindar oportunidades de educación al pueblo entero, en todo el territorio nacional, a difundir la cultura y promover el arte». Efectivamente, durante su cargo Vasconcelos logró concretar la apertura de 2,500 bibliotecas públicas en todo el país. Y se imprimieron libros de texto y ejemplares de colecciones literarias en papel económico.
En México, según el sitio de la Dirección General de Bibliotecas de la Secretaría de Cultura, en el año de 1983, “se contaba únicamente con 351 bibliotecas públicas en el país, de las cuales 108 se ubicaban en las grandes ciudades y el resto se encontraban en algunos de los 2,378 municipios existentes. Esta infraestructura bibliotecaria resultaba insuficiente para atender a 77 millones de habitantes”.
The Advisory Committee on Freedom of Access to Information and Freedom of Expression (FAIFE) reporta 187,000 bibliotecas públicas en Estados Unidos dando servicio a una población de 328 millones de personas (1 biblio por cada 1,754 personas). Hoy existen en México 6,680 Bibliotecas abiertas al público general en el país para una población de 126 millones de personas (1 biblio cada 18,862 personas).
Para todo el Estado de Guanajuato existen solamente 187 bibliotecas para una población de 6 millones de personas. Solamente cuatro bibliotecas se encuentran en San Miguel de Allende, dos son dependientes de asociaciones civiles y dos de recursos municipales, por lo general se ofrecen servicios de préstamo, sala de cómputo e internet. Estos cuatro recintos deberían dar servicios bibliotecarios a una población municipal de 174 mil personas (es decir únicamente 1 biblioteca por cada 43,000 personas).
En Bosnia comprendieron después de la destrucción de su biblioteca nacional y universitaria Vijećnica que la sociedad deprimida y asfixiada necesitaba de nuevo el aliento de los libros. La comunidad universitaria convocó al violonchelista Verdan Smajlovic quien interpretó desde el fondo de las ruinas el Adagio de Albinoni. Para comentar al finalizar que “El edificio aún respiraba, a pesar de la destrucción”.
Después, la biblioteca fue reconstruida por la comunidad y aunque tomó varias décadas y muchos esfuerzos, resurgió de las cenizas como el Ave Fénix.
También en México y en toda latinoamérica los números en el rezago o la falta absoluta de servicios bibliotecarios es alarmante. Es por eso que con motivo de la celebración de este Día Internacional, el equipo del periódico Atención San Miguel celebra a la Biblioteca Pública de San Miguel de Allende, A.C. y a toda la comunidad que ha hecho de sus salas de lectura, pasillos, patios y teatro, colecciones vivas que dialogan constantemente con los usuarios y motivan al aprendizaje. Y nos unimos al llamado que se hace a la comunidad para apoyar con recursos económicos y humanos a estas organizaciones que tanto lo requieren en vista a un mejor futuro para la comunidad.
La Presidente Debra Broussard, así como su antecesor Alí Zerrifi, todos los miembros de la Mesa Directiva y del equipo de casa han realizado por décadas una labor titánica para su rescate y continúan buscando proyectos innovativos y recursos para dar mejores y más servicios al público.
La Biblioteca es tanto una catedral del aprendizaje histórico como de la imaginación. Este 2022, el lema de la conmemoración es: “Conecta con tu biblioteca”. Así que tramita una membresía y sé parte de la comunidad que construye y apoya el tejido social del futuro.
Si no puedes acudir presencialmente a las actividades, busca los recursos en línea. Hay sitios mágicos como el de la Biblioteca Pública de San Miguel, la biblioteca en línea de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Biblioteca Virtual de México
“¿Qué tenemos sin bibliotecas? No tenemos pasado y no tenemos futuro” Ray Bradbury.
“No es solo una biblioteca. Es una nave espacial que te llevará a los puntos más lejanos del universo, una máquina del tiempo que te llevará al pasado lejano y al lejano futuro, un maestro que sabe más que ningún ser humano, un amigo que te divertirá y te consolará y sobre todo una salida a una vida mejor, más feliz y más útil” Isaac Asimov.
“Una biblioteca es como una isla en medio de un vasto mar de ignorancia, particularmente si la biblioteca es muy alta y el área circundante se ha inundado”, Daniel Handler.
Fuentes:
- Milenio: Día de las Bibliotecas: ¿por qué se celebra el 24 de octubre? – Grupo Milenio
- https://www.milenio.com/cultura/la-tragica-historia-detras-del-dia-de-las-bibliotecas
- Observatorio Tec / Instituto para el futuro de la educación: https://observatorio.tec.mx/edu-news/rol-de-las-bibliotecas-en-pandemia
- Dirección General de Bibliotecas https://dgb.cultura.gob.mx/directorio/index.php
- International Federation of Library Associations and Institutions https://wordsrated.com/state-of-us-public-libraries/