¿Estamos en vísperas de una intervención? Las diferencias entre México y Estados Unidos

Por Francisco Peyret

Después de que cuatro ciudadanos norteamericanos desaparecieron en la frontera con Tamaulipas, durante las últimas semanas hemos vivido una batalla de declaraciones, dimes y diretes, además de una serie de encuentros entre el Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, sus opositores, congresistas republicanos y representantes del gobierno norteamericano. El tema se centra sobre la propuesta legislativa de declarar a los carteles mexicanos como grupos terroristas para dar paso a la intervención del ejército de los Estados Unidos en territorio mexicano. Desde mi punto de vista se trata de pura pirotecnia electoral de ambos lados, recordemos que el 2024 es el año de elecciones presidenciales para los dos países.

Este proceso parece divertir mucho al presidente López Obrador que durante las «Mañaneras» acostumbra a soltar toda clase de expresiones y calificativos como el de referirse al Departamento de Estado Norteamericano como «Departamentito». Mientras tanto, la oposición al gobierno mexicano se desgarra las vestiduras dramatizando cada uno de los dichos por López Obrador y sus encuentros con las autoridades norteamericanas. 

Pero esto no quita que México y Estados Unidos están entrando en una cadena de disputas que se están suscitando últimamente, sobre todo porque estamos en un gran reacomodo dado por el movimiento económico y geopolítico que se ha intensificando a partir de la guerra entre Rusia y Ucrania, desde inicios de 2022. La entrada en vigor del T-MEC, el renovado acuerdo comercial entre Estados Unidos, Canadá y México, en julio de 2021, está empujando a nuestros países a consolidar su relación comercial para hacer frente a lo que China está tejiendo con la expansión de los BRICS. Evidentemente, dados los intereses políticos y empresariales de cada país de Norteamérica, surgirán fuertes disputas comerciales, pero nada va a ser más importante que consolidar un bloque económico, estos tres países concentran el 12% del comercio mundial, el 28% del PIB mundial y el 26% de los flujos globales de inversión extranjera directa.

Estados Unidos y México tienen una larga historia de encuentros y desencuentros, hoy en día vale la pena revisar la historia para recordar algunos que han sido los momentos más importantes y representativos de los últimos 170 años. Después de un largo proceso de independencia (1810-1821), México continuó inmerso en una larga batalla por la consolidación de una Nación-Estado. Este proceso duró casi cincuenta años de luchas internas y conflictos internacionales (Estados Unidos, Inglaterra, España y Francia, principalmente). Los conflictos con Europa estaban relacionados con la iglesia católica, el control del gobierno y la protección de los intereses económicos que los europeos generaron desde la colonia. 

Estados Unidos, en cambio, estaba en un proceso de expansión territorial y crecimiento económico, la primera intervención norteamericana a México inició en 1846, cuando Santa Anna era presidente, y concluyó con la firma del “Tratado de Guadalupe Hidalgo”, en el mes de febrero de 1848, en el que México perdió los territorios que actualmente ocupan los estados de California, Nevada, Utah, Nuevo México, Texas, Colorado, Arizona y partes de Wyoming, Kansas y Oklahoma, en el que además, se recalcó que México renunciaría a todo reclamo sobre Texas y la frontera se estableció en el Río Bravo, finalmente el 15 de junio de 1848 terminó la ocupación de las tropas norteamericanas en el territorio mexicano. 

Durante el periodo de Porfirio Díaz (1876 –1911) en México se consolidó la construcción del sistema ferroviario a nivel nacional, pero al mismo tiempo el gobierno mexicano cedió la explotación de los minerales y petróleo principalmente a empresas inglesas. Un largo gobierno dictatorial y las crecientes desigualdades sociales fueron suficientes para provocar el estallido de la Revolución Mexicana (1910), pero la soberanía sobre los recursos de la nación era el tema de fondo que movía la lucha revolucionaria. La intervención de los norteamericanos según el historiador Lorenzo Meyer tiene dos momentos fundamentales durante el proceso revolucionario, el primero cuando la embajada de Estados Unidos apoya el golpe de estado del General Victoriano Huerta (1913) que termina con el asesinato del Presidente Gustavo Madero.

El segundo momento tiene que ver con el artículo 27 de la promulgada Constitución de 1917, donde se manifiestan como bienes de la nación la propiedad de las tierras y aguas comprendidas dentro de los límites del territorio nacional, esto puso muy nerviosos a los extranjeros con intereses y propiedades en México. Esta controversia se aligeró cuando el Presidente Álvaro Obregón firmó los Tratados de Bucareli (secretos hasta el día de hoy) con el gobierno norteamericano a cambio de que estos reconocieran a su gobierno. 

Un tercer momento se dio cuando el presidente Lázaro Cárdenas nacionalizó el petróleo mexicano en 1938, en ese momento los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido solicitaron el pago inmediato, en efectivo, a las empresas afectadas. Cuenta el historiador Lorenzo Meyer que en aquel entonces Josephus Daniels, embajador de EU en México, quien no se cansaba de pedir al Departamento de Estado que optara por la vía de las negociaciones y las concesiones para poner fin al conflicto petrolero, decidió retrasar personalmente la entrega de una suerte de orden de pago inmediato y en efectiva de los adeudos a las empresas extranjeras afectadas por la expropiación. Afortunadamente para México una de las empresas, una de las pequeñas, aceptó el pago en plazos, entró en pleno la Guerra Mundial y lo que sigue es más historia. 

En las últimas décadas las intervenciones directas de Estados Unidos en México están más relacionadas con narcotráfico, la primera fue en 1985 cuando narcotraficantes mexicanos asesinaron al agente de la DEA Enrique Camarena, con la llamada Operación Leyenda las autoridades norteamericanas desplegaron un fuerte dispositivo en la frontera y se lanzaron con todo para capturar a personajes como Rafael Caro Quintero. Durante 10 años hubo un distanciamiento diplomático entre los dos países, las autoridades norteamericanas desconfiaban de las autoridades mexicanas por corruptas, mientras tanto México acusaba a sus vecinos de propiciar el consumo de drogas al interior de su país. 

Durante el sexenio de Felipe Calderón y su Secretario de Seguridad, Genaro García Luna, encabezaron el Plan Mérida y la operación «Rápido y Furioso», acciones que con recursos y  armamento norteamericano resultaron en un verdadero desastre para México. Después del juicio a García Luna han salido a la luz un sinfín de historias, documentos y testimonios que apuntan a una época donde se gestó el origen del desastre que no paramos de sufrir los mexicanos en materia de seguridad pública hasta la actualidad. 

Seguramente los próximos meses se llenarán de más disputas mediáticas entre los diferentes actores económicos y políticos en torno a la relación de México y Estados Unidos, pero más bien debemos estar muy atentos como socios y vecinos a lo que está pasando a nivel global, en menos de una semana China reunió a Irán con Arabia Saudita, algo de grado de dificultad muy alto, y unos días después Xi Jinping visitó a Vladamir Putin. 

Algunas opiniones de nuestros lectores

¿Qué opinas de la propuesta de congresistas norteamericanos sobre intervenir México para combatir al narco?

“Los congresistas republicanos Dan Crenshaw y Michael Waltz no tienen fundamentos para acusar a México como responsable de la adicción al fentanilo que padecen miles de estadounidenses creadas en los 90 por la farmacéutica Sackler. Además de que su iniciativa es inconstitucional y en contra de la soberanía mexicana, en el supuesto caso de que la fuerza armada americana ingresara a este país bajo pretexto de guerra contra el narcotráfico. Aunque en el fondo me parece que es un truco mediático de los republicanos para ganar votos en las próximas elecciones”. 

  • Carmen Rioja, escritora mexicana.

“Los republicanos estadounidenses tienen un largo historial de señalar con el dedo a México por muchos de los problemas de los Estados Unidos. El imperialismo y el dominio regional siempre están en la raíz de su retórica. Las amenazas parecen ser nuevos intentos de pintar a AMLO y a México como enemigos, probablemente basados en la reciente adopción de inversiones chinas por parte de México. Con los muchos cambios de régimen latinoamericanos (golpes) en los que Estados Unidos ha estado involucrado, no hay razón para no tomar estas amenazas en serio. La respuesta de AMLO es justa aunque es fácil suponer que se está aprovechando de la situación para su propio beneficio. Al final, las comunidades rurales y agrícolas de México permanecen bajo amenazas reales de violencia desde muchos ángulos que aparentemente no tienen fin”. 

  • Diego Guerrero, ingeniero civil que radica en Los Ángeles. 

«Absolutamente NO. México es un país soberano y el pueblo tiene derecho a tomar una decisión… en este caso el gobierno electo de México. Sin embargo, en mi opinión personal, si los políticos mexicanos se toman en serio la eliminación de los cárteles, deberían aceptar la ayuda del gobierno estadounidense. Puede ser sutil. Estoy usando el modelo colombiano de la época de Escobar». 

  • David Bossman, activista y miembro del Club Rotario.

“Creo que hay un pequeño grupo de congresistas republicanos, tradicionalmente muy opuestos a México, que promueven la militarización de la frontera. También argumentan la idea de que los demócratas promueven una política migratoria muy blanda para controlar la migración. Ya en 2021 propusieron esta política de intervención y no pasó porque no tenían mayoría en el Congreso, hoy ya tienen esa mayoría, pero la propuesta tiene que pasar por el Senado y el Presidente, veo muy difícil que esto suceda en el corto plazo. Del lado mexicano el tema también está politizado, el gobierno mexicano lo utiliza para promover el nacionalismo en contra de Estados Unidos. Al final es un pelotazo político, no creo que nada de esto vaya a pasar pronto». 

  • Brigham Golden, antropólogo y promotor cultural en San Miguel.

«EE.UU. NO debería involucrarse directamente en asuntos de seguridad de México. Aunque hay problemas obvios en México que afectan a Estados Unidos, creo que debemos seguir los canales diplomáticos para abordarlos. Aunque me doy cuenta de que no son vehículos óptimos de cambio, intervenir directamente en México probablemente empeorará las cosas. Además, Estados Unidos ya tiene bastante que resolver dentro de sus propias fronteras».

  • Anónimo.