Por Francisco Peyret
“Algunas de las comunidades centenarias de origen indígena, a través de complejos rituales comunitarios, mantienen viva y robusta su identidad y sentido de pertenencia centenarios en esta frontera cultural entre la Mesoamérica volcánica y la Aridoamérica semidesértica, principalmente en torno a la subcuenca alta del río Laja y sus afluentes. Comunidades históricas de mayor tradición sincrética por sus profundas y hondas raíces culturales mesoamericanas prehispánicas, que transformaron, por la fuerza y la presión cultural del poder de los españoles de las armas y la fe, parte de sus formas, usos y costumbres, desde sus edificaciones hasta sus rituales, con suficiente apariencia cristiana para ser aceptados por la jerarquía dominante, hasta el día de hoy”. Arturo Morales.
Los barrios históricos y fundadores de San Miguel siguen aportando autenticidad, diversidad y riqueza cultural a la ciudad. Uno de esos barrios es el Valle del Maíz, uno de los más antiguos, donde una mayoría de sus pobladores son de origen chichimeca y otomí. Cada año, durante la segunda quincena de mayo, los habitantes de este barrio celebran la Fiesta de la Santa Cruz. La celebración de la Santa Cruz es una mezcla de tradiciones católicas y prehispánicas, donde se venera un símbolo católico como es la cruz, al mismo tiempo que realizan danzas indígenas y rituales como la bendición de los cuatro vientos, que son parte de la cultura chichimeca antes de la conquista española.
Cada año la comunidad de San Miguel espera con mucho entusiasmo la Fiesta de la Santa Cruz en el Valle del Maíz, claramente es una de las celebraciones favoritas de la comunidad, con el correr de los años ha ganado reconocimiento social y seguidores, pero para entender de mejor manera este evento fuimos a conocer de cerca a los protagonistas de esta festividad.
Con mucha suerte conseguí una entrevista con don Gerardo Estrada, miembro de una de las familias más involucradas y participativas en la organización y conservación de las tradiciones del Barrio. Cuenta don Gerardo que todo comienza ocho días después de cada celebración, cuando el equipo organizador, que conforma la Mayordomía, presenta un informe ante la comunidad sobre cómo se desarrollaron cada uno de los eventos de la festividad, en esa misma reunión realizan una evaluación y deciden si el equipo se queda o se nombran a nuevos mayordomos.
De acuerdo con don Gerardo, el objetivo principal de estas fiestas es dar gracias por las bendiciones recibidas durante el año anterior y pedir por una buena temporada de lluvias y una cosecha abundante, se trata de una celebración en torno al ciclo agrícola, dedicada a los cuatro vientos, a la lluvia, para que la comida no falte; el eje es pedir por el buen temporal y la salud de la comunidad. Tal parece que la Santa Cruz durante el año pasa un tiempo de gira recorriendo rancherías y comunidades para ayudarles también en los buenos deseos. En el pasado esas mismas comunidades traían ofrendas y comidas para los participantes de las celebraciones, incluso así se generaron recursos para terminar de construir la capilla.
Llegada la festividad todo inicia con una velación a la Santa Cruz, paso siguiente los primeros eventos están relacionados con la salida de la Santa Cruz del templo para pedir permisos para que la fiesta se pueda realizar, en este proceso se recolectan pólvora, flores y ofrendas para después regresar al Valle. Cuando llega el contingente a la iglesia se congrega todo y todos para honrar al sol, a la madre tierra, al agua y al aire, a los ancestros, a las santas animas, pero también a Dios.
Don Gerardo comenta que cada actividad, como la llevada de los adornos a la iglesia, velar la pólvora y el xuchil, poner las ofrendas para la velación, son secuencias muy estrictas, su generación estuvo aprendiendo estas actividades desde niños. Con añoranza recuerda cómo era en el pasado el «Desfile de las Yuntas», las familias adornaban a sus animales, a sus bueyes, a sus vacas, pero eso ya se acabó, la fiesta está cambiando, hoy en día los jóvenes sustituyen a los animales con estructuras de cartón. Don Gerardo apunta que el territorio del Valle ha cambiado, era una zona semirural que hoy en día se ha llenado de casas. De alguna manera nos dice que la festividad del Valle del Maíz está cambiando y que existe el peligro de perder el respeto a esta tradición por las nuevas maneras de hacer las cosas.
Como apunta Luis Felipe Rodríguez, cronista de la ciudad, “Todas las obras y actividades que se realizan se llevan a cabo con el consentimiento y la colaboración de todos los vecinos. En ello han demostrado siempre una gran unidad particularmente en la defensa de sus costumbres y tradiciones. Pues si bien varios de los actuales vecinos no pertenecen a las familias originales, e incluso varios de ellos son extranjeros, se han tenido que adaptar, como debe de ser, a las costumbres de este icónico lugar donde las tradiciones hunden muy profundo sus raíces”. Entre las actividades de la festividad encontramos las siguientes: La velación del xúchitl, combate de indios contra soldados, las tradicionales yuntas, la velación principal de la Santa Cruz, alboradas, presentaciones musicales, bailes folclóricos, danza de mojigangas, carreras pedestres, cuadro de locos, desfiles, la siempre esperada presentación de los Leones de la sierra de Xichú y el final de fiesta es el coloquio: “El tesoro escondido” y los fuegos artificiales.
Para don Gerardo, la festividad está cambiando, ahora hay como 10 familias de extranjeros que se han integrado a la comunidad y participan en las celebraciones, llegan voluntariamente y ayudan mucho, la fiesta está creciendo. Pero por otra parte, los gobiernos municipales la han tratado de integrar como un atractivo turístico, pero ellos están tratando de preservar la tradición que tanto tiempo les ha costado proteger y no van a permitir que se convierta en un producto turístico, esto es algo para la comunidad. «Siempre hay alguien que se quiere aprovechar de la comercialidad de un evento», remata; «Es difícil cuantificar cada cosa que se hace en la fiesta, tiene un lado íntimo, amor, fervor, pasión por venerar una imagen, es algo serio y difícil de explicar», dice Gerardo.
Nuestro entrevistado habla de la historia de los Chichimecas, que fue una raza muy difícil de dominar, era una raza temible, inconquistable, pero que de acuerdo con lo que él entiende los españoles lograron poner en contra a las diferentes secciones de chichimecas existentes, para que se mataran entre ellos mismos. Sin creerlo del todo, don Gerardo cuenta que hay una leyenda de una cruz que apareció el mismo día del año 1561, a la misma hora, en distintos lugares como Puerto de Calderón, Tlaxcala y Querétaro, según su punto de vista esta aparición la sembraron para que ellos aceptaran la nueva religión. Pero los indios nunca aceptaron adorar una imagen creada por los españoles, entonces crearon una cruz utilizando los elementos que ellos veneraban, de ahí las piedras, plantas, flores y materiales que ellos utilizaban en sus tradiciones ancestrales.
«Ojalá este año puedas vivir más de cerca la fiesta para que puedas entender más sobre esta tradición, no hay que quedarse con las dudas, es muy importante seguir preguntando», me dice don Gerardo.
También habló sobre su infancia, cuando recorría la zona arqueológica de Agua Espinoza (arriba de la colonia San Luis Rey) donde comenta que se han encontrado piezas prehispánicas; él iba a esa zona con otros niños, el padre de sus amigos los llevaba a las cuevas donde habían artefactos prehispánicos. No entiende por qué el gobierno no ha hecho nada al respecto de esta zona que data de los tiempos de Cañada de la Virgen.
Gerardo Estrada es técnico en equipo médico, jubilado después de una larga trayectoria en el Instituto Mexicano del Seguro Social, 34 años de servicio trabajando como profesional en León, Celaya, Guanajuato y al final San Miguel, pero al mismo tiempo un fiel guardián de las tradiciones de su barrio como los son todos los miembros de su familia. Como referencia, Gerardo es hermano del finado e ilustre Polo Estrada muy conocido por su trabajo como tradicionalista y sus mojigangas.
Para finalizar, damos las gracias a Gerardo Estrada hijo, quien tuvo el tino de presentarme a su padre, le deseamos toda la suerte para que como Mayordomo responsable le vaya increíble con la organización de las Fiestas en Honor a la Santa Cruz del Valle del Maíz 2023.