Por Rodrigo Díaz y Josemaría Moreno
La oferta cultural de una ciudad es un parámetro indiscutible para la calidad de vida de los residentes, y en San Miguel de Allende podemos jactarnos de que no sólo la belleza arquitectónica y la historia que resguardan nuestras calles abonan al buen vivir: en relación con el tamaño de nuestro municipio, las propuestas artísticas y culturales son algo de lo que podemos presumir.
Durante todo el año, consecutivamente, quienes vivimos aquí somos testigos afortunados de los múltiples eventos, ferias y festivales que se acogen en esta ciudad nuestra que es patrimonio de la humanidad. Somos testigos de la oferta cultural, sí, pero también de cómo el ambiente de nuestras calles se contagia de ese efecto que las artes provocan en los espectadores, como si en el aire hubiera un elemento nuevo que electrifica las voluntades hambrientas de una experiencia estética; y todo cambia silenciosamente, alegremente: el café sabe mejor, los colores brillan más, las charlas se vuelven más interesantes… o ¿estoy exagerando? ¿Será ese efecto haciendo de las suyas en mi percepción de lo que me rodea?
Esta semana en curso, hemos disfrutado y sentido este efecto gracias a la presencia del Festival Internacional de Escritores y Literatura, en su edición XVIII, que después de dos años consecutivos en formato virtual e híbrido a causa de la crisis sanitaria por el COVID-19, vuelve a su formato presencial, lo que también ha implicado el regreso de los desafíos propios de un evento de grandes dimensiones: tricultural, bilingüe, con una oferta de más de 40 talleres intensivos, cinco conferencias magistrales, tres clases maestras, entre muchas otras actividades que reúne a más de 50 autores, editores, agencias literarias y a todo amante de las letras de las tres naciones de América del Norte. Siguiendo con la tradición de los últimos años, el festival se llevará a cabo en las instalaciones del Hotel Real de Minas, que con sus grandes salones y bellos jardines, se ha mantenido como el sitio ideal para la nueva edición de este gran evento.
Es puntual recordar que este importante festival ha recibido a grandes talentos del mundo de la literatura, como Rosa Beltrán, Calvin Trillin, Barbara Kinsolver, Juan Villoro, Cristina Rivera Garza, Margaret Atwood, Jorge Volvi, Joyce Carol Oates, entre muchos otros ilustres personajes del mundo de las letras. Así como estos días, hemos disfrutado del talento de Benjamin Lorr (The Secret life of Groceries, Hell-Bent), de Brenda Lozano (Todo Nada, Cómo piensan las piedras, Brujas) y de tantos otros y otras.
Benjamin Lorr, ponente principal del miércoles, ha escrito dos aclamados libros de investigación, «The Secret Life of Groceries» (La vida secreta de los supermercados), que aborda el mito de Trader Joe’s y toda la cadena de suministro que sustenta el sector de la alimentación, e «Hell-Bent» (Infernal), que se adentra en el obsesivo mundo del yoga de competición y la cultura del Bikram Yoga. La oradora principal del jueves es Linda Spaulding, que habla de la recreación del tiempo y el lugar en sus novelas históricas, «A Reckoning» e «Daughters of Captain Cook». Por último, el viernes, Jean Kwok habla de su propia historia de inmigración, que la llevó de los talleres clandestinos de Chinatown a licenciarse en Harvard y a convertirse en autora de «Searching for Sylvie Lee», «Girl in Translation» y «Mambo in Chinatown».
Como podemos imaginar, todo gran fenómeno tiene una gran historia, sólo basta recordar que este festival de escritores, en su primera edición en 2006 —aunque desde 2004 se formó por primera vez una sala literaria a mano de los mismos organizadores) tuvo un modesto comienzo que convocó a 28 asistentes y que, claramente, ha crecido de forma exponencial bajo la dirección de su fundadora y directora ejecutiva, Susan Page, quien recientemente en una entrevista vía Zoom, declaró que este sería su último año al frente del Festival.
En la entrevista, Susan dijo que «definitivamente ha llegado el momento de retirarme, pero probablemente seguiré participando». Lo más probable es que se ocupe de los donadores y patrocinadores.
Como el evento ha crecido tanto, estas personas ayudan a que la conferencia siga siendo asequible para todos. «No podríamos permitirnos organizar la conferencia sólo con las cuotas de inscripción». Sin duda, el papel de Susan en la conferencia, aunque ya no como su responsable, seguirá siendo inestimable.
Afortunadamente, deja un equipo profesional y trabajador. Media docena de personas se ocuparán de todos los detalles de la conferencia: logística, captación de talentos, financiación, publicidad, etc. La mayor parte de su equipo lleva trabajando con ella más de ocho años, y están preparados para afrontar el reto que Susan deja tras de sí. Aun así, la transición estaba bien planeada. «Entregué las principales responsabilidades mucho antes de este festival», comentó. Destaca una persona de su equipo, el «ángel en la sombra» de Susan, como ella llama a Tina Bueche, que se incorporó al festival como voluntaria hace más de 10 años y ahora es parte esencial de toda la operación.
«Se incorporó como coordinadora de voluntarios en 2017», recuerda Susan, «y luego se volvió extremadamente activa en el comité ejecutivo asumiendo más responsabilidades. Se convirtió en directora de operaciones y luego en directora ejecutiva adjunta. Le estoy muy agradecida, ya que necesitaba a alguien que estuviera dispuesta y fuera capaz de tomar el relevo. Llegó al Festival en un gran momento».
En relación con el festival en sí, cabe destacar que Susan, para nuestro deleite, participó en todo el proceso, especialmente en la cuidadosa selección de los presentadores de este año. «Buscamos escritores que sean buenos oradores, buenos presentadores», dijo Susan. «Queremos que el discurso de apertura sea un gran éxito. Buscamos cosas que hayan hecho en YouTube, escribimos a otras conferencias en las que hayan intervenido para saber qué tipo de invitados fueron. Es un criterio difícil. También procuramos que haya una mezcla de ficción, no ficción y poesía, una mezcla de géneros y diversidad».
«Hemos intentado crear una conferencia que tenga algo para todos», afirma Susan. Y ciertamente, así es, ya que la conferencia también patrocina varios talleres de escritura y una librería ya famosa con títulos escritos por el propio talento de San Miguel. Un hito en sí misma, esta conferencia ha sido un gran éxito, y aunque decimos adiós a Susan Page, sabemos que la conferencia está en buenas manos.