Por María Ruiz
El Viernes de Dolores es una tradición católica que en San Miguel de Allende tiene mucho arraigo. Se realiza el último viernes de Cuaresma para anunciar la llegada de la Semana Mayor y conmemorar los sufrimientos que pasó la Virgen María al ver a su hijo con la cruz a cuestas.
Para honrar a la Virgen de los Dolores, algunas familias sanmiguelenses montan un altar en sus casas, en donde no pueden faltar las veladoras, naranjas agrias con banderines dorados, flores blancas y moradas, trigo germinado, hierbas aromáticas como manzanilla y mastranto, agua de colores y, por supuesto, la imagen de la Virgen Dolorosa.
Esta preciosa y solemne tradición se realiza con mucho fervor en casas, templos y espacios públicos de San Miguel, donde todas las personas son bienvenidas a observar y meditar sobre los siete dolores de la Virgen. Después de envolverte en un ambiente místico gracias a la tenue luz de las veladoras, las imágenes antiquísimas, el olor de los nardos y la música de los Cantos de Pasión, la Lacrimosa de Mozart o el Ave María de Schubert, los anfitriones de las casas te ofrecen agua de sabor, o una paleta helada, o nieve, o conserva, un postre típico de San Miguel hecho con calabaza.
Mañana, 31 de marzo, es Viernes de Dolores, y para que no te pierdas los mejores altares de la ciudad, aquí te dejo un recorrido:
Tu punto de partida será el Jardín Principal. Dirígete al Museo Casa de Allende para admirar el majestuoso altar hecho por el artista Alejandro Soleá. Tu siguiente parada será en el Templo de la Santa Escuela, a un costado de la Parroquia. Después, camina hacia Sollano para entrar a la Radio XESQ y visitar el altar que allí ponen. Sal de Sollano y regresa a Correo para entrar a la casona del Dr. Dobarganes, qué maravilla poder entrar a una casa tan hermosamente bien conservada. Luego camina por Recreo, sube por Hospicio hasta llegar a Barranca y recorre los altares de las pocas casas sanmiguelenses que quedan. Baja por Huertas, pasa por Terraplén y —espero— encontrarás uno de los altares más bonitos de la ciudad, me gusta el esmero y dedicación que pone en los tapetes el dueño de esa casa. Cuando salgas de allí, baja a Aldama, da vuelta a la izquierda y a mitad de calle, casi en frente de Matilda, encontrarás el que para mí es el mejor altar, el más hermoso y sublime. Desde que entras, el olor a nardos es evidente, y la música envolvente hará que quieras permanecer ahí por horas.
Cuando la voluntad te permita salir, sigue por Aldama hasta llegar al Parque, da vuelta en Tenerías, y en la esquina con Jesús te encontrarás con la casa de Genaro Almanza, un gran artista sanmiguelense del que ya hemos hablado en las páginas de este periódico. Ahí podría terminar el recorrido, pero si quieres visitar más altares, regresa al centro y ve a las calles de Mesones, al Mesón de San Ignacio, o a Insurgentes, a Hidalgo, Relox.
Tristemente, cada vez están disminuyendo los altares en el centro por la migración de sanmiguelenses a colonias a las afueras. Sería muy bueno que para no dejar morir esta bella tradición en el centro, los habitantes de esta zona se unieran y montaran su altar para la Virgen de Dolores.