Propuesta de un plan ciudadano para el rescate de la Presa Allende

Por Líbera Lang

Los números hablan. La superficie de la Presa Allende es más grande que la zona urbana de San Miguel con un perímetro de 66 kilómetros a la redonda. La infestación del lirio acuático es del tamaño de la ciudad y un 20 por ciento más. Cubre 74 por ciento de la superficie del agua, equivalente a 3,333 trailers de 45 toneladas cada uno. 

Hace 20 años hubo infestaciones del lirio pero nunca se atendieron las causas. Es decir, no hubo la visión ambiental, social, política ni técnica para asumir un manejo responsable de los desechos humanos, domésticos o industriales. El agua, como “transporte de desperdicios” desembocando en la presa Allende a lo largo de estos años siempre fue la salida más fácil y, hoy, la más letal.

En días pasados, José Arturo Morales Tirado, —actualmente dedicado al turismo ambiental con estudios en ingeniería agrícola, historia, educación y planificación sistémica y desarrollo urbano— lanzó una convocatoria a la ciudadanía para recuperar la Presa Allende. Lo hizo basándose en sus conocimientos técnicos. Y como tal, su propuesta fue pragmática y puntual. 

En el pasado, Morales Tirado fue director de Medio Ambiente y Ecología del municipio y conoce los procesos internos para ejercer presión sobre asuntos difíciles que requieran de intervención jurídica y legal. Sobre todo tratándose de temas como la contaminación de la Presa, causa principal de la infestación del lirio. En una proyección “ideal” de su propuesta, dice, “tendríamos más control sobre los vertederos de las aguas negras y la capacidad para ejercer demandas apelando a las leyes”.

Desde el auditorio de La Casona y por vía Zoom comunicó su intención de crear cinco equipos de trabajo integrados por voluntarios de la sociedad y organizaciones civiles. Cada grupo sería liderado por voluntarios comprometidos. Dejó bien claro que “este llamado no tiene nada de político” y tampoco su interés es liderar un movimiento, sino convocar a un trabajo colectivo civil donde autoridades como agrupaciones, al igual que comunidades y vecinos tengan una participación.  

Ante la complejidad del problema, los cinco grupos integrados por voluntarios tendrían las siguientes funciones:

Manejo y gerencia del proyecto. Aquí caben todos los grupos de la sociedad civil y ciudadanos que quieran colaborar según su perfil. El grupo se encargaría de solicitar la participación de las autoridades municipales, estatales y federales mediante comunicados por escrito. “Esto es importante ya que constitucionalmente están obligados a involucrarse y dicha colaboración es importante formalizarla”. El segundo grupo se encargaría de la Tesorería. El Club Rotario ha aceptado manejar las cuentas para una mayor transparencia. El tercer grupo haría la Gestión de los recursos monetarios y finanzas. Diseñaría un plan para obtener fondos. Incluso se contactaría al Club Rotario Internacional para recibir donativos del extranjero. El cuarto grupo se ocuparía de la Organización de voluntarios con botes, materiales y equipos para el control y eliminación del lirio. El quinto estaría a cargo del Vínculo con la sociedad y medios de comunicación. Informaría sobre los avances o retrocesos del plan ciudadano.

Aunque la solución integral al problema de la Presa es a corto, mediano y largo plazo (2035 como límite para la eliminación total de las aguas negras) Morales Tirado se concentró en lo inmediato. Lo primero, dijo, es “controlar la dispersión del lirio a través de medidas mecánicas”. Se utilizarían cuerdas de plástico que flotan con boyas u otros medios a fin de compactar el lirio en las orillas. “Se fraccionaría la Presa en 25 sectores para impedir que el lirio navegue libremente.” 

Una vez que baja el agua se intervendría con tractores para triturar el lirio. Gracias a que la tierra concesionada para la agricultura es precisamente donde estaría concentrado el lirio, los mismos tractores que se utilizan para la siembra servirían para triturar el lirio e integrarlo al suelo. “Tenemos localizados a muchos agricultores y sólo falta sincronizarnos para actuar cuando las aguas vayan bajando. Si la Conagua nos pone al tanto de cuándo se abren las compuertas y cuánto van a bajar los niveles del agua, nosotros estaremos preparados para actuar cuando el lirio quede atrapado en la superficie.”

Comentó que otros aprovechamientos alternativos del lirio, si bien son de enorme provecho para la restauración y mejoramiento de suelos, la producción de biogás y demás, no resolverá el problema inmediato cuando la infestación del lirio es monumental y “se tomaría hasta 17 años en extraerlo manualmente del agua”. 

La siguiente acción sería reducir gradualmente la contaminación del agua hasta eliminarla por completo. Y a propósito, entre los participantes estuvo Ricardo Vidargas, del grupo Rescatando la Presa Allende, quien insistió, al igual que los científicos asesores de este grupo, que el verdadero problema no es tanto sacar el lirio sino limpiar el agua. “Somos los habitantes de San Miguel quienes contaminamos la Presa, al mismo tiempo que las leyes hídricas no se aplican ni se cumplen”. 

Durante futuras reuniones —martes 16 de mayo— Morales Tirado aseguró que se irán afinando estrategias y soluciones. 

Para contactar a Arturo Morales Tirado, visita su página web: fronteratierraadentro.org/turismo-sostenible/