Por Graciela Cruz López
La fórmula para hacer un buen trabajo en fotografía, es pensar como un poeta.
– Cunningham
Arturo Suárez nació fotógrafo, artista y también poeta. Vástago auténtico de su tiempo y de su patria chica.
Vio su luz primera en la ciudad de San Miguel de Allende al consolidarse la primera década del siglo XX, en 1910, y dejó el nido y sus horizontes en el alba del siglo XXI, con una trayectoria de vida de noventa y un años.
Nueve décadas de situaciones complejas y coyunturas históricas, entre las que podrían referirse: la celebración del IV Centenario (1942) de San Miguel, la fundación de la Escuela de Bellas Artes (1937-1939), el arribo de la extranjería de finales del siglo XIX y primera mitad del siglo XX, la construcción de la Presa Ignacio Allende (1969), la fundación de un nuevo Obispado en Celaya, los decretos de Población Típica (1939) y de Ciudad Histórica (1982) de San Miguel de Allende, la declaratoria de Monumento Nacional e Histórico de la Parroquia de San Miguel Arcángel (1944), el crecimiento poblacional y la expansión urbana ocurrida a partir del decenio de 1980.
Todo lo cual formó parte de las realidades aprehendidas entre las décadas de 1930 y 1980, por el sutil, vanguardista y afinado ojo de don Arturo Suárez.
San Miguel de Allende en la Mirada de Arturo Suárez, Fotógrafo, es una excepcional obra editorial que forma parte de la colección Guanajuato Vive Grandes Historias, publicada por el Gobierno del Estado de Guanajuato a través de la Secretaría de Turismo, instancia dirigida por el Maestro Juan José Álvarez Brunel.
Sus páginas son el resultado de más de dos años de arduo trabajo, dedicación, suma de voluntades y conocimiento. Encomienda llevada a cabo por la historiadora Graciela Cruz López y el gestor cultural Ernesto Herrera, ambos respaldados por un equipo interdisciplinario formado por Marcela Mena, Gabriel Aguilar, Eric Suárez, Jesús Herrera y Zona Gráfica, especialistas en el arte de la fotografía, restauración y catalogación, curaduría y diseño editorial.
Una biografía contextual y 250 fotografías históricas manifiestan el tiempo y la obra de Arturo Suárez García, quien retrató los cuatro rumbos y las perspectivas más significativas de nuestra ciudad, que sin duda han cambiado de forma, pero no de esencia y espíritu, el cual se mantiene vivo e intacto entre sus pobladores originarios, que persisten y luchan desde el “San Miguel de Adentro”.
Estas imágenes muestran la frontera entre el San Miguel histórico y el San Miguel contemporáneo, entre lo que fue y lo que es ahora, representan las transiciones de un siglo convulso en todos los sentidos, contextos y perspectivas; definen el lindero entre lo propio y lo que arribó desde otras geografías, a partir de complejas cosmovisiones.
El gran lienzo sobre el que creó su obra fue la traza urbana de la ciudad, sus remates visuales, la integración y armonía del patrimonio arquitectónico de carácter civil y religioso. El valor universal excepcional declarado de San Miguel de Allende, que sus pobladores han custodiado generacionalmente desde hace 467 años y que se ha reconocido en diversos hemisferios.
Como un viajero de su propio tiempo y matria, capturó la esencia de sus espacios interiores y exteriores, palmo a palmo los muros de las construcciones centenarias, cual entes vivos, aunque plenamente inmortales, poseedores de un carácter cultural y de una identidad absoluta. Encontró el encuadre insustituible, los momentos precisos y las horas más oportunas, para imprimir de arte la cotidianidad, atrapar la luz provincial, definir claroscuros y expresar dramatismo en cada una de sus composiciones.
A través de sus imágenes en blanco y negro, podemos vislumbrar el color que aparentemente no existe, los sentidos y el movimiento, la profundidad del espíritu, las huellas, trazos y formas de vida. Todo aquello que los pueblos, como el nuestro, resguardan en la memoria, en la nostalgia y el recuerdo, en la costumbre y la tradición, en el arte y en el arraigo de los suyos, lo que resiste a no perderse, lo que nos hace únicos e irrepetibles, generación tras generación.
Es como el exlibris de la gran obra que se ha escrito con la remembranza de todos los tiempos, ancestros y cosmovisiones.
La fotografía de Arturo Suárez nos refiere precisamente la antítesis del tiempo histórico: ser continuidad y paralelamente transición. Las imágenes creadas por nuestro poeta de la lente representan el tiempo en diversas perspectivas: a) como fuentes documentales que aportan invaluables elementos y hechos significativos de su realidad y época; b) a través de la obra se devela la visión propia que de su tiempo tenía el artista; c) la dimensión del tiempo que concibieron el hombre y el fotógrafo; y d) la comprensión de las rupturas y transformaciones a partir del análisis y la investigación histórica.
Así como las grandes obras de la humanidad, que han sido reinterpretadas mediante las ideologías de todos los tiempos, la colisión que produjo Suárez entre su cámara y la realidad que vivió es la simiente, fundamento e inspiración para que el receptor de esta obra editorial medite nuestra historia y le otorgue un amplio sentido a este legado.
Esta colección fotográfica, resguardada a través de dos generaciones por las familias sanmiguelenses Suárez Oliden y Suárez Bustamante, será una referencia obligada y una fuente primigenia para la reflexión sobre el patrimonio cultural, el carácter y la memoria histórica que posee nuestra insurgente ciudad.
Una ventana al pasado, un documento fidedigno de su devenir, una contribución a su futuro.