Ya viene el Carnaval

Por Francisco Peyret

El carnaval, que hoy es una de las celebraciones más populares a nivel mundial —podemos imaginar que cada ciudad o poblado tiene su carnaval— es una tradición que se ha transformado a través del tiempo y la historia de la civilización. Hay distintas versiones sobre el origen de los carnavales y todo apunta a que fue de un origen muy antiguo y pagano. Se trata de una celebración de época de invierno, relacionada con la cosecha y en la que estaban permitidos toda clase de excesos, éxtasis, de gozo y libertad. 

El origen exacto del Carnaval no se conoce, ya que no se tienen datos históricos precisos para que se le pueda atribuir a una cultura en particular, pero muchos estudios apuntan que la festividad se puede ubicar hace unos 5,000 años con los sumerios y egipcios, aun cuando no se ha podido comprobar que en ese entonces ya se disfrazaban, pero lo que sí se pudo comprobar es que se trataba ya de una festividad de excesos. Más adelante, los griegos continuaron con esta tradición, en este caso, honrando a Dioniso (el dios de las festividades, la danza, el teatro, los excesos y los placeres) y los romanos hicieron lo propio con el dios Baco (el dios del vino): las famosas bacanales, conocidas por la tendencia a la embriaguez, las comilonas y los excesos sexuales.

Durante la edad media, no sin pasar por etapas de prohibición, el cristianismo europeo adaptó esta festividad pagana de disfrute y excesos a su propio calendario, y la convirtió en la celebración que se llevaba a cabo los tres días previos a la cuaresma, un periodo de penitencia y ayuno cristiano. Es decir, 40 días antes del domingo de Ramos (fin de la cuaresma) y 40 días y una semana antes del domingo de Resurrección.

Una vez asimilada por el calendario católico, los países han generado sus propias versiones asimilando esta tradición a las culturas y tradiciones de cada destino, en el mejor de los casos, esta festividad la han convertido en un producto turístico. El mejor de los ejemplos lo tenemos con el Carnaval de Río de Janeiro, que según la agencia EPM, en su última edición, 5,982,700 personas participaron en los más de 570 blocos callejeros que hubo por la ciudad más turística de Brasil durante todo el Carnaval, durante todo febrero y hasta el primer fin de semana de marzo, superando el récord anterior de 5,4 millones de personas.

Entre los carnavales más famosos del mundo tenemos: Venecia, Italia; Rio de Janeiro, Brasil; Santa Cruz de Tenerife, España; Cadiz, España; Niza, Francia; Barranquilla, Colombia; Mardi Gras en Nueva Orleans, Estados Unidos; Colonia, Alemania; Veracruz, México. En nuestro país se celebran varios carnavales, hay más de 200, pero entre los que destacan están los de Autlán de Navarro, Huejotzingo, Cozumel, Ensenada, Tlaxcala, Campeche, Chimalhuacán, Puebla, Mazatlán, Michoacán, Ciudad del Carmen, Mérida, Tlaltenco, Veracruz y Tampico.

Los carnavales fueron traídos al continente americano por los españoles y portugueses por ahí del siglo XV y permearon en los pueblos indígenas luego del proceso del mestizaje. En México, el más añejo es el carnaval de Campeche, ya que se estima que cuenta con casi 430 años de antigüedad, pero los más populares son los carnavales de Veracruz y Mazatlán —nacen en 1886 y 1898 respectivamente— que son característicos por su alegría y sentido del humor. 

En San Miguel, el carnaval se conoce como ‘El Día de los Cascaronazos’. Y es que los niños y jóvenes acuden, algunos con antifaces coloridos, al centro histórico y la Plaza Principal para tronar cascarones de huevo. Sabemos del gusto por los desfiles, la fiesta y los disfraces en nuestra comunidad, no es mala idea empezar hacer crecer esta tradición de una forma más contundente.

El Carnaval

Anónimo 

Si pinto mi cara

con muchos colores

y adorno mi traje

con cintas y flores,

si canto canciones

y llevo antifaz,

ríete conmigo

porque es Carnaval.